30 de agosto de 2009
23 de agosto de 2009
Gastón apuró aquel vaso de agua como si viniera de un desierto. Estábamos en verano, hacía un calor de muerte y salía de una habitación irrespirable. Parece que le estoy viendo con el pelo blanco de yeso, de polvo de la radial, de pintura…El próximo día 24 de agosto, Gastón -ojalá sea en Montevideo-, saldrá a cenar y a bailar y a gozar… esté donde esté.
Y no me cabe la menor duda que al día siguiente celebrará su independencia y la de su país, por derecho propio.
Codorníu.
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21 de agosto de 2009
El último día, antes de morir, nos emborrachamos Saleta y yo en un banco de madera del andén. Eran nuestras últimas horas juntos, y los dos lo sabíamos. Cuando llegó el tren, tuvo que cruzar la vía sin billete, deprisa y corriendo.18 de agosto de 2009
"Añorar el futuro que no existe
es aceptar la vida despojada
de sus días mejores,
y vivir es igual que haber vivido
ya, sin que ese haber vivido
suponga -por desgracia- estar ya muerto".
16 de agosto de 2009
Cristóbal Colón regateaba con su tripulación cada día. “Tranquilos, que ya falta poco”, era su dribling preferido. También mandaba yo esos mensajes a mis intranquilos mundos internos a lo largo del viaje en tren hasta 15 de agosto de 2009

A lo largo de varios años (en la década de los setenta) despaché esta bebida en puestos callejeros por las fiestas. No hace falta concretar más, es de imaginar... eran otros tiempos y el cuerpo parecía de goma. Saleta y Chumpéter andaban por allí, como yo. Sirviendo vasos de limonada sin parar hasta altas horas de la madrugada.
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Para un litro de vino blanco se necesitan 4 limones, un palo (o rama) de canela, 4 cucharadas soperas de azúcar y un litro de agua helada (o sea, de hielo, vamos).
Variantes admitidas: Se le puede añadir una manzana -no muy madura- en trozos, le da su toque. Otras frutas, no: la vuelven más dulzona de lo que tiene que estar.
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(Algunos no se quedan tranquilos hasta que no le echan un chorrito -una copita- de cointreau para dejarla a su gusto. Otros, prefieren poner vodka o, incluso, ron blanco. Uno de los tres; los tres, no. Aunque este detalle del alcohol se puede obviar)
Elaboración: El día anterior se dejan macerar las cáscaras de los cuatro limones, el palo de canela y el azúcar bien disuelto, todo en el vino. Pasadas las 24 horas, se añade el hielo directamente y se agrega el chorrito de alcohol según los gustos.
Por último, se remueve hasta que enfría bien, y se sirve.
Codorníu.
14 de agosto de 2009
Lo de la patrona real de Madrid es todo un caso de implantación popular. Este fin de semana -que me perdone San Isidro, santo donde los haya, labrador y ejemplo de currante humilde, que también cuenta con una romería muy tradicional, así como un amplio repertorio de milagros (toma aire si estás leyendo en voz alta)- son las fiestas más bonitas de la capital. El ambientazo que hay por las calles de este barrio (no me refiero a conciertos u otras actividades colaterales, que eso es otra cosa) es para vivirlo en pleno mes de agosto donde –a pesar de lo vacía que dicen que se queda la ciudad-, sale gente hasta de debajo de las piedras con su vaso de limonada en ristre, su gorrilla de chulapo (a lo Ibrahim Ferrer) y su clavel rojo en la solapa.Me estoy refiriendo a las fiestas de La Paloma, que sin ser la patrona oficial de la capital le ha quitado el ambientazo popular a la titular, la Virgen de la Almudena.
La Paloma, patrona (esta vez, sí) de los bomberos, es toda una institución en Madrid. Su culto arranca del siglo XVIII, donde -según la tradición- unos chiquillos habrían cogido de un montón de leña de una tahona próxima a su domicilio el cuadro de una Virgen de la Soledad en el que el anónimo artista tomó como modelo a una monja burgalesa. Al parecer este retablo pasó a ser venerado en un portal de la calle de la Paloma, de dónde vino su nombre.
No me atrevo a hacer un análisis del cuadro. Sé quien lo haría mil veces mejor que yo, de aquí a Lima.
Codorníu.
13 de agosto de 2009
Cuando dejó de soplar el viento (perdón: Cuando me enteré que había dejado de soplar), el futuro no tardó en tragarse todo. Maldita calma chicha.Hasta entonces, hinchaba los “siempres” de mi vida surcando mares sobre un charco, un pilón o un estanque. Mi ombligo dio refugio a las pocas tablas de aquella escuadra invencible que mandé un día para luchar contra las circunstancias naturales.
En una de esas playas (qué más da) arribó un mundo de vaivenes. Milagrosamente, hallé uno que abría para fuera. Lo demás, sólo marcas de labios, sin fregar, abandonadas en la arena; sacadas del mar (una y otra vez, por la misma ola) a pocos metros de la orilla.
Marcas, al mismo tiempo borradas e imborrables.
Como Pessoa, finjo que escribo, finjo fechas, finjo. Todos los veranos emulsiono verbos en una piel a la que siempre llego después que el sol.
Este agosto me propuse deshacerlo al revés. De esta forma me he saltado los renglones peores.
Codorníu.
12 de agosto de 2009
Cuando entro, el chino de abajo está solo. De fondo se oye muy bajito una tele pequeña que tiene medio oculta en un rincón del mostrador. De espaldas a ella, el chino de abajo fuma pensando en sus cosas: la misma ola rompe una y otra vez contra los acantilados verticales de su frente. 11 de agosto de 2009
Se supone que los padres estamos para guiar a los hijos: "No hagas daño a nadie, se buena persona; siempre que puedas, ayuda a los demás; aprende inglés e informática; si te pegan, defiéndete, etc. etc."Cuando yo era pequeño, el día que tuvimos que elegir idioma el asunto me pilló como en todas: mirando al mar azul que se abría como dos alas inmensas que le salían al faro del acantilado… Ya casi ni recuerdo quién estaba a mi lado ese día. Los pupitres eran de a dos; un chico, seguro que era.
Nos dijeron así, de sopetón: O francés o inglés. El noventa por ciento fuimos a francés siguiendo la linde. Sólo los listos (entre comillas) escogieron inglés.
Con esto no quiero decir que me arrepienta de haber hecho francés. Siempre me pareció con diferencia mucho más dulce y sensual para el amor. Además, gracias a ese día hubo y hay una larga lista de satisfacciones en mi haber que me explican como individuo: Brassens, Leo Ferré, Jacques Brel, Moustakí… los impresionistas, los existencialistas, el Sesenta y ocho… Vamos, que yo no sería quien soy… ni sabría que el bidet venía de un caballito… ni que chandail significaba un jersey utilizado por los vendedores de verdura.
Por otra parte, sin tener ni pajolera idea de la lengua de Francis Drake, he vivido y vivo bien; no me falta lo necesario, y siempre tuve trabajo y corazón, cosas que ahora constituyen casi un milagro.
Abrevio para no cansar: los hijos de los “listos” de hace cincuenta o sesenta años están ahora estudiando chino. Sí, sí: chino. Quien no me crea tiene la posibilidad de tirar del hilo y pensar porqué un idioma como el inglés –sin más defensa posible que la meramente filológica– se ha convertido en el “esperanto” del planeta.
Pues el chino, el idioma, por la misma razón hará el mismo camino. Ya lo está haciendo...
En Bolsa se dice: “Compra cuando todo el mundo venda, vende cuando todo el mundo compre”. Una lástima que no vivamos cincuenta años más para recoger el dinero de las apuestas.
10 de agosto de 2009

Todo lo que cuento es cierto. No hubo agosto en mi vida con más postales imaginadas que éste. Sólo se oye el claqué de mis suelas por la casa. Ni siquiera aquella tablilla histórica del parquet pudo mantener su clic hasta finalizar el curso. Tampoco la manivela del toldo ha rozado una sola vez la barandilla. Para eso, para poner en su sitio a un objeto perturbador (un tic tac, por ejemplo), haría falta mucho más que una buena tormenta de verano.
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Ahora que he reparado el ruido de la secadora, la hecho de menos. Siguiendo su ejemplo, es una suerte no tener que llegar a ningún sitio... bastante geografía hay ya dentro de uno. En palabras de Yupanki: "El hombre está donde quiere muchas veces y no lo sabe".
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Según a qué horas, no hay nadie en esta ciudad y hasta parece humana. Qué pena que tenga que desaparecer la gente para que un núcleo pueda recuperar su rostro amable, sin crispación. Sería otra cosa, no hay duda. Estas ampollas que tengo por dentro no las hacen las casas, los edificios, las callejuelas ni los puentes para curzar la carretera...
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La maldita tensión se fue a la playa con todos.
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9 de agosto de 2009

7 de agosto de 2009
Chumpéter y yo somos lo que siempre fuimos... dos calcetines impares colgados de un sueño imposible: que la mano de Saleta viniese un día a recogernos y quitar las pinzas de colores que nos sujetan.Desde su muerte, hemos sido azotados por los mismos vientos y compartido las mismas inclemencias. Ahora, por ejemplo, nos quemamos al sol, nos retorcemos, nos ponemos duros y arrugados como cartones…
Nuestras miradas se cruzan sin hablar ¿Para qué, si todo lo que tenía que pasar ya ha pasado? Tan sólo cantamos a dúo cuando nieva… o cuando empiezan las riñas de otros y no queremos oír…
Mientras tanto, da gusto escuchar juntos los sonidos naturales del patio: el batir de los huevos en los platos, el chirriar de las garruchas al tender, algún miau que otro porla noche, o los saltitos de los gorriones que se posan por los canalones y las bajadas de zinc cuando ya se consolida la mañana.
Todo es acostumbrarse.
Codorníu.
5 de agosto de 2009
En qué fase de la crisis nos encontramos será algo que se acierte a posteriori. Por lo que sabemos, estos temibles ciclos económicos pueden ser de tres clases: Ondas largas, medias y cortas. También se los conoce por los nombres de los economistas que más se han distinguido en su estudio: ciclo de Kondratieff (50 años), de Juglar (10 años) y de Kitchin (40 meses). La recopilación de todos sus trabajos fue llevada a cabo por Joseph Alois Schumpeter, uno de estos genios a los que siempre se vuelve cuando no se entiende algo sobre las crisis del capitalismo. Precisamente de él y de sus gráficos estaba hablando el joven del sombrero de peregrino en su primer encuentro con Saleta cuando ésta rompió a reír mientras comían en aquella tasca de Santiago.
...Y con Chumpéter se quedó para siempre.
4 de agosto de 2009

2 de agosto de 2009
R. Queda mucho. Queda la ingenuidad, las ganas de cambiar el mundo, de luchar por las causas perdidas... El tiempo te matiza todo eso, pero queda mucho de aquella persona.

