2 de abril de 2017


La base de la realidad no es la materia, es la conciencia
(Schrödinger, Nobel de Física en 1933)

Lo no observado no existe
(Bohr, Nobel de Física en 1922)

Saleta me ha invitado al cine con mi dinero. Ella no tiene, no maneja. Cuando se pone en contacto conmigo ya sé que cargo con un aliado sin forma: alguien que solo yo veo; aunque no estoy seguro de que sea afuera, como se ve a la gente. 

- La fascinación que te produce la peli, te lleva a creer que la pantalla está ausente -me susurró a mitad de la película. 

- Es un buen ejemplo, lo reconozco -contesté-. Me desespero buscando la pantalla a lo largo y ancho de la película, esperando el momento -si es que llega- en que pueda reconocer lo que hasta ahora "paso por alto", a pesar de que está ahí desde siempre.  Miedo me da pensar que la única solución para verla es que se detenga la proyección. 
  
- La materia solo existe en tu percepción, hasta ahí llegan mis concesiones a una mente cartesiana y científica como la tuya. Realmente ahí afuera no hay nada "material", solo campos inmateriales de energía interactuando: deberías leer lo que dicen de eso casi todos los premios Nöbel de Fisica. Lo que realmente somos -agregó- es simple consciencia del momento eternamente presente; eternamente existente aquí y ahora. Esa es nuestra verdadera identidad: la pantalla que la película tapa en nuestra metáfora, sin la cual nada de lo proyectado podría fingir que existe.

- Pero todavía creo ser el falso yo individual que me suplanta, una forma separada, un cuerpo. ¿Para qué te voy a engañar? -balbuceé cuando dieron las luces de la sala.

Siempre que le planteo que no avanzo (o cualquier otra expresión de victimismo), y me vuelvo hacia ella buscando su presencia -porque no contesta nada- constato amargamente que ha desaparecido.

Codorníu.