Siempre hay causas y condiciones para las cosas. Por ejemplo, en esta foto de un portal de La Habana se puede percibir el abandono. Es lo primero que salta a la vista al darte de bruces con la imagen. Después, si uno se fija bien, hay muchas más maneras de acercarse. Al menos, tantas como personas que la observen.
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La palabra abandono es muy dura. Habla de todo menos de alegría. Y sin embargo, esos tipos sacan algo de no sé dónde y se saludan con ternura entre ellos; y se ríen; y los sábados, hasta bailan y hacen chistes sobre su vida...
La palabra abandono es muy dura. Habla de todo menos de alegría. Y sin embargo, esos tipos sacan algo de no sé dónde y se saludan con ternura entre ellos; y se ríen; y los sábados, hasta bailan y hacen chistes sobre su vida...
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Se me ha venido esto a la cabeza cuando he leído el blog de una amiga. La salud de los hijos, si falta, como que es lo que más te atraviesa por dentro. Las sorpresas de esta clase ni siquiera te las encuentras: tropiezas con ellas tan bruscamente, que los ojos se te empozan como dice César Vallejo en "Los Heraldos negros".
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Sin embargo, ahí tienes a mi amiga: derecha (me refiero a digna) como una vela. Iluminando. Luchando por ver la belleza a su alrededor. Y teniendo tiempo para mostrárnosla a nosotros.
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Impresionante.
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Gracias, Pizarr.
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Codorníu.
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