18 de junio de 2010


- AUTORRETRATO. "Nosotros somos mucho más la tierra donde hemos nacido [y donde hemos sido criados] de lo que imaginamos.

El único valor que considero revolucionario es la bondad, que es lo único que cuenta.

Nunca esperé nada de la vida, por eso lo tengo todo.

Mis ideas son conocidísimas, nunca las he disfrazado ni las he ocultado. Mi vida es tan pública que se conoce todo cuanto he pensado sobre cada acontecimiento.

Si tengo algún motivo de vanidad, es que siempre he dicho lo que pienso en cualquier sitio.

Si nos paramos a pensar en las pequeñas cosas,

llegaremos a entender las grandes.

Ni las derrotas ni las victorias son definitivas. Eso les da una esperanza a los derrotados, y debería darles una lección de humildad a los victoriosos.

Yo he sido, desde muy niño, callado, reservado, melancólico. Nunca he tenido la risa fácil. Incluso la sonrisa, para mí, es algo que me cuesta trabajo. Y las alegrías o las tristezas en mí son interiores, no las manifiesto. EL PAÍS (19/6/2010)

"Saramago no era el apellido de mi padre, sino el apodo. El empleado del registro civil estaba borracho y añadió Saramago al nombre que yo debía llevar: José de Sousa. Cuando me matricularon en la escuela primaria tuvieron que presentar una partida de nacimiento, y el antiguo secreto se descubrió, con gran indignación de mi padre que detestaba el mote. Pero lo peor fue que llamándose mi padre José de Sousa, la ley quiso saber cómo tenía él un hijo cuyo nombre completo era José de Sousa Saramago. Así, intimidado, no tuvo más remedio que hacer un nuevo registro de su nombre, por el cual pasó a llamarse también José de Sousa Saramago, como su hijo"

Durante la dictadura de Salazar (1932-1968), José Saramago -de formación autodidacta- es censurado y perseguido, y se dedica a hacer traducciones para ir viviendo. En 1969, ingresa en el Partido Comunista Portugués. Algunos años más tarde, en 1974, José Saramago participa de la “Revolución de los Claveles”, que provoca la caída de la dictadura y hace posible que Portugal se convierta en un estado de derecho democrático.

El fallecimiento de un maestro como Saramago supone una enorme pérdida para la literatura y para la humanidad; porque no ha muerto únicamente un premio Nobel: sobre todo, ha muerto un gran hombre.

"Con su muerte -escribe Baltasar Garzón- se va uno de los escasos intelectuales comprometidos, uno de los más preclaros, por su coherencia y su capacidad para la acción social, literaria y política; una persona siempre fiel a sus principios. Precisamente hoy en día, cuando se echan tanto en falta referentes de todo orden, su presencia pública era un lujo"

Descanse en paz.
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6 comentarios:

FLACA dijo...

Además de un excelentísimo escritor, un referente moral, un ejemplo de hombre con su ética y humildad. Otro afecto en común entre las dos orillas. También aquí estamos de duelos.

Anónimo dijo...

Una enorme pérdida, esas que se siente en lo más profundo del alma.
Bello homenaje Pepe, siempre tan acertado y sensible.
Besito

MartinAngelair dijo...

Fantástico este Señor,...

...y las palabras que has escogido de este Señor.




Los cuentos tienen esa tendencia,...a decir el nombre de un alma,...seguido de Hijo de,...seguido de la 'palabraconnombre' con la que le suelen llamar y pronunciar.




Con respecto a lo que 'escribe' Garzón,...seguro que su presencia no pública era,...y sigue siendo, Única.






Un beso muy fuerte para ti.
Buenos días.

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

se pierde su cuerpo pero jamás su legado...
buenas noches, cuore

FLACA dijo...

Creo que esas palabras que transcribís lo pintan de cuerpo entero. Siempre fue un maestro describiendo.
Si yo tuviera que decir qué es siempre lo que más me ha tocado de él, justamente destacaría dos de sus rasgos: la autenticidad y esa humildad infinita que siempre le caracterizó.
Un abrazo Pepe.

Maria Coca dijo...

Una nueva pérdida... Me entristece...