.
Con la llegada de la primavera comienza mi particular cuenta atrás. Termina la Semana Santa y se abre una pendiente que sabe que al final sucederá lo inevitable: cambiaré la ropa de cajones, de armarios, de maleteros; y en algún rincón que nunca recuerdo -porque el dolor siempre se evita-, aparecerán, como cada año, sus gafas de espejo de montura redonda.
Si me llamas, te mato. Esto es una locura. No quiero volver a hablar de todo aquello –me mintió en aquel bar de Malasaña, una vez acabadas dos botellas de havana.
Lo dijo, porque ya tenía su teléfono. Aquel día llevaba yo bajo el brazo "Los cantos de Maldoror", y lo había apuntado en la primera hoja. Ella dictaba totalmente borracha. Al poco de dármelo, recuerdo su mirada de ardilla. Un fulgor de arrepentimiento asomaba a sus ojos como chispas eléctricas.
Toma las gafas y dame el libro –dijo al poco, como si con eso cerrásemos un trato.
Recogí las gafas de su mano; y le pasé el libro, no sin antes anotar mi teléfono junto al suyo.
¿Por qué has escrito Yailene? –susurró.
Nunca supe tu nombre –contesté.
Tampoco yo el tuyo. Y sigue sin importarme.
Una semana después me llamó, y dijo como entonces:
"Ha llegado una caja de botellas de Codorníu"
Pero al ver que me faltaba el aire, añadió en seguida:
Soy Saleta. El otro día fui un poco cabrona...
Codorníu.
12 comentarios:
Un poquito nada más.
Nada que no se pueda perdonar.
Saludos.
Eso de guardar la ropa de invierno en la maleta es muy antigüo...hay que buscar armarios...y dejar que la ropa esté todo el año colgada..¡así se plancha menos¡...Cualquier pared es buena para un armario empotrado de obra o del IKEA....
Y Saleta...pues buscaba su felicidad como todos....ni más ni menos cabrona que los demás....
Besotes, amigo
Pd. ¡ABAJO LAS DICTADURAS...si se guardan en maletas las ropas fuera de temporada, ni se secan los cubiertos...¡y se cuelga la ropa mojada en orden y en perchas¡¡¡...
A veces, un detalle como ése de los lentes espejados que aparecen entre la ropa que se cambia de lugar destapa un sinfin de recuerdos y sensaciones como los que sugieren este breve relato.Porque Saleta siempre ha sido esquiva es que es tan grandiosa.
Remover cajones y armarios, a veces te trae recuerdos, y no siempre son malos. Un beso
A mí me has dejado removida, Sombrerero..
No se cómo ni por qué dolores vi dolores propios colados en la escena...
Un beso en 4, 3, 2 1.
el papel sepia de nuestros recuerdos, no hay que tenerlos miedo; son parte de nosotros.
Muchos besos de café pues hace días que no te beso (qué pensarán, qué se imaginará el personal al leerme... da igual, más besos de café malo, me ha salido fatal)
Una mujer con temperamento, con fuerza. Una mujer intensa, seguro.
Y un relato que desprende pasión a raudales. Precioso.
Besos, Pepe.
La primavera nos refresca con tus relatos.
Como siempre asomándonos a los recuerdos.
Besos
Jajajaja! Qué hermosa presentación... Me encanta Pepe, es curioso como los nombres pueden dar tanto sentido a tus palabras.
Siempre se trae lo suyo la muda de roperos...
Saludos amigo
A veces, pasa. No es mal comienzo. Quienes lo dicen son los más inocentes. Un abrazo, maestro.
Muy bueno.
Todo lo que escribes me gusta, todo es de 10, pero cuando lo haces de Saleta, siempre me recorre un escalofrío, esa mujer me parece de cine, no sé, siempre me viene la imagen de Lauren Bacall...bueno, es mi imaginación que vuela siempre con tus letras y las imágenes.
Abrazo Pepe, grande
Publicar un comentario