3 de enero de 2008

Nada sucedió como pensábamos...

Apenas tengo nada que contar. Muchas veces me obligo, ya lo dije hace días. Esta mañana, cuando ventilé la casa, entraba un aire helado. 'Por aquí puedo comenzar', pensé. Pero al poco tuve que levantarme del ordena y cerrar. La secadora había dejado de hacer ese ruido de locos. Con subir las cremalleras de las cazadoras se había terminado el problema. Eran ellas. Qué nimiedad. Tampoco por ahí se hacía camino al andar.
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Los regalos de Reyes. Eso es. Ahora saldré. Me faltan de comprar algunos, el de mi padre, por ejemplo. Veo que se ha levantado. El pobre, se va agotando y apenas habla. No sé qué puede sentir una persona de noventa y siete años, qué puede pensar. El pobre no da ninguna guerra. Físicamente está bien, sólo que vive envuelto en su mutismo. Hay que sacarle las palabras, los monosílabos: contesta monosílabos... me gustaría ayudarle. Ser poseedor de una experiencia inteligente, experta, certera.
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La vida a los diecisiete, a los cincuenta, a los veinticinco, a los cien. Ciclos tan diferentes como películas distintas. Vidas en las que nada sucedió como pensábamos. Y ese sabor amargo, a partir de una edad en que ya no nos creemos los sueños.
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Soñamos, sí, pero soñamos cada vez menos. Y un día lo dejamos de hacer.

7 comentarios:

Patricia Angulo dijo...

Me cuesta entender esta parte de la vida, tal vez porque he sido una soñadora con todas las letras y de un tiempo a esta parte he dejado de hacerlo.

No sé, leyendo tu post me ha caído una ficha y tengo que masticarla en soledad para ver si es que por ahí va la cuestión.

Pero volviendo a tu padre y su silencio, me hiciste recordar al mío, que murió a los 65, super jóven y yo lo veía tan cansado, tan callado como si ya lo hubiera dicho todo, con esas respuestas breves, con una sonrisa melanco, tomando distancia...

Me imagino mas distancias aún con 97 años...

Un saludo para vos, hacelo extensivo a tu padre.

carlota dijo...

"A partir de una edad, ya no nos creemos los sueños. Poco a poco, soñamos cada vez menos, hasta que dejamos de soñar".
Me han emocionado estas palabras tuyas. Son tan ciertas... Quizá deberíamos esforzarnos por volver a soñar o a creer en algo o a ilusionarnos. Supongo que es cuestión de caracteres.
Me parece muy tierno cómo describes ese silencio que acompaña a tu padre. Nos sentimos impotentes, supongo, ante el imparable mecanismo de la vida que pasa ante nuestros ojos.
Un abrazo

Mandarina azul dijo...

Buf... no creo que soñar y dejar de hacerlo tenga esté necesariamente relacionado con la edad. Tal vez me equivoque, pero yo espero (pero que tarde en llegar, eh) mi vejez como una especie de vuelta a la niñez. Y en la niñez... se sueña y se sueña...

No sé si este post será fruto o no de tu autobligación de escribir, pero en cualquier caso, qué gusto leerte.

¡Saludos!

(Veo que una de las fotografías de la cabecera de tu blog coincide con la que ha ilustrado uno de mis últimos post, y que los dos la hemos recortado igual... ¿feliz coincidencia? ;) ).

ana dijo...

La vida siempre es distinta, siempre hay bajadas y subidas, a los treinta y a los cincuenta supongo. Pero me consta que no debemos de pensar que por tener 50 se haya acabado o se vaya acabando la ilusión, los sueños.
Conozco alguna amiga que está más feliz que en toda su vida haya podido estar.
Es triste la distancia entre las personas que físicamente están con nosotros pero no lo están de otros modos más necesarios.
Es dificil la comunicación con ella y con otras que siendo jóvenes y sanas se encierran en un mutismo feroz.
Pero dejo ya de divagar, espero haberme comunicado bien contigo.
Gracias por tu visita, te saludo en mi primer comentario y te mando
un abrazo,
tienes nombre de cava, no pierdas esa chispa!
ana.

Mandarina azul dijo...

Tranquilo y muchas gracias; te he respondido en mi blog.
:)

isobel dijo...

gracias a que tengo una madre que es como un niño, siempre hay alguien que sueña, (espero que eso se lleve en los genes), este año mi regalo de reyes son marionetas para que los padres y los niños se cuenten historias

Inuit dijo...

Prohibido no soñar.Tienes que apuntar cada día,como poco, dos sueños posibles y alguno imposible para modelarlo.Como dice el Pedro Guerra: Que sí será posible.
Auroras