12 de marzo de 2009

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Al principio no sabía por qué debíamos olvidarnos de esa manera… Ahora ya sí, ahora ya lo sé. Al fin y al cabo, mi inconsciente, atiborrado de ausencias y agujeros, se fue convirtiendo en la casa del viento, y él me lo dijo todo una noche, bajo un manto de estrellas.
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La mirada de Saleta, especialmente vizca -casi perfecta en ese arte-, hizo de prisma multiplicador de imágenes como un regalo final de todo lo que habíamos compartido.
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A partir de entonces, colocados uno frente al otro, como dos paralelas infinitas, fuimos empañando nuestros mutuos vacíos, sin que pudiéramos hacer nada para evitar quedar malheridos y desparramados bajo esa cascada loca que fue nuestra vida... siempre a la orilla de un sueño esmeralda, pero siempre de espaldas.

Codorníu.
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13 comentarios:

FLACA dijo...

¡Qué manera,Pepe, de narrar un adiós!...Y digo "adiós" y no "final", porque el final entre ustedes dos creo que no va a llegar nunca.

En otro orden de cosas, estoy probando: desde que aquí modificamos el horario, creo que nuevamente nos llevamos cuatro horas.
Un saludote.

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

...Ayer no trabajé (ni hoy)me debían 2 días y estuve sentada en una placita tranquila junto a un amigo que desmenuza las palabras, los pensamientos, me pasaría horas escuchándole mientras cierro los ojos y el sol brulón me rocia... Ayer le dio por decir que no es justo que haya tanto escritor oculto y tanto zafio en las librerías... Y confirmo su teoría cada vez que me doy un paseo por los paisajes de tu alma puesta en letra.
Un besote y buen finde

TORO SALVAJE dijo...

Qué duro es ese día que una mirada, una frase, un gesto anuncian el final de algo parecía inmortal.

Cuando he sentido algo así me he derrumbado por dentro y ya jamás he podido reconstruirme como antes.

Un abrazo.

Pilar Álamo dijo...

Nunca se olvida por completo algo que ha ocupado un espacio en el alma.
Tu narración deja una calle dividiendo dos vidas que algún día se podrá cruzar.

(Quería que me dijeras si conocías la obra de Feliciano Rolán, del que te hice una referencia en tu post del miércoles 4 de marzo)

Marisa Peña dijo...

Ay pepe cuantos cuerpos paralelos compartiendo un lecho que ya no se encuentran. El adios sabe mucho de caminos paralelos que intentamos evitar.Un beso querido amigo.

Patricia Angulo dijo...

Impecable Pepe, con qué maestría le diste forma a ese momento ingrato, donde uno descubre que es una paralela del otro y no una misma línea, el momento del desencuentro fatal.

Un placer leerte.
Besos.

mjromero dijo...

.. y con lo fácil que pudo haber sido girarse y no estar de espaldas.
Un beso.

el secreto de monalisa dijo...

qué precioso, me ha encantado tu blog, te estaré leyendo, un beso desde Venezuela,

carmen jiménez dijo...

Pues Pepe...Hay "relatos" que cuando se leen, hacen un nudo en la garganta y apenas si dejan aire para poder respirar y mucho menos comentar. Me encantó el comentario de la Flaca. Me consoló de ese inconsciente atiborrado de ausencias y agujeros. Pero me fue imposible entender esas dos rectal paralelas que nunca se juntan en el infinito. Aunque yo siempre preferí la literatura a las matemáticas.
Un fragmento lleno de imágenes como si mirara através de un caledoscopio.
Abrazos.

lys dijo...

Ese "hasta luego" no podía tener más sentimiento. Pepe, eso de convertirse en la casa del viento me ha gustado mucho.

Y la foto? pues que estamos con el agua al cuello, jejjee!!

Feliz finde

Inuit dijo...

Es un texto bellísimo, aunque seamos paralelos o estemos de espalda, aunque la orilla esmeralda de la selva esmeralda que nos emboscó, lejos viva, y más lejos rezume las humedades de otros momentos.. Hubo y se retuvo y ahora si nos escarbamos un poco nos decimos hubo tierra fértil, raíz y brotes.
Un besllísimo texto, lo he encontrado poético. Las caricias, también, son las palabras y en algunos momentos salvan y redimen de las implacables losas de las nadas.
Inuits

mangeles dijo...

¡ Que bonita foto ¡ ...sabes, yo también fotografío las alcantarillas ejjee. Es una costumbre de niños, de ir mirando al suelo, pegando patadas a las piedras y a los botes, ...jejej...todo lo que había en el suelo era susceptible de convertirse en un juguete ejjee...

Besos

PIZARR dijo...

Estoy con Flaca Pepe, en que ese adios narrado en forma de paralelas infinitas, que nunca se juntan es muy especial.

Me suena esa sensación, la viví durante mucho tiempo.

Un abrazo en tu doble día.