Meriendo algunas tardes:
no todas tienen pulpa comestible.
Si estoy junto al mar
muerdo primero los acantilados,
luego las nubes cárdenas y el cielo
-escupo las gaviotas-,
y para postre dejo las bañistas
jugando a la pelota y despeinadas.
Si estoy en la ciudad
meriendo tarde a secas:
mastico lentamente los minutos
-tras haberles quitado las espinas-
y cuando se me acaban
me voy rumiando sombras,
rememorando el tiempo devorado
con un acre sabor en la garganta.
(Ángel González, Meriendo algunas tardes)
¡Cuánto llueve! La vida entra por la puerta, cierra el paraguas, y en silencio se dirige a un rincón de la casa, iluminado a medias. Tal vez, junto a un visillo, se cuela esa luz gris de invierno.
Abre el ordenador en lo que podría ser un gesto tonto, sin importancia; pero “quevaqueva”: la vida acaba de dar carpetazo a lo cercano y revuelve en el armario, hace la bolsa de viaje, se enreda en palabras que imagina, en historias, en sueños…
Pegada a la pantalla, se deja seducir por un tiempo pasado; por el arrullo silencioso de sus caricias agitadas, imposibles, maravillosas… Y así, trenzando tangos soñados, la vida vive muchas vidas, conoce muchos cielos, aprende muchas cosas…
Todo sin moverse de ese rincón mal definido, junto a unos visillos.
Codorníu.
17 comentarios:
Querido A. Gónzalez... querido Codorníu, merendar con cualquiera de los dos (aunque Angel ya no esté), debe de provocar adicción, si es con chocolate con churros... más.
Besos a los dos
Querido Codorniu, preciosos son los versos con los que nos haces acompañar esta tarde de domingo, rumiando sombras y pasando tiempos
¡Bendito seas !.
Un beso.
Entré aquí pensando que ya estaba extrañando (= echando de menos)tus escritos literarios. Te iba a pedir que siguieras con la lucha desde esta trinchera, pero que trajeras a Chumpéter, por lo menos, por favor, a hablar de economía que bien que él -entre otras cosas- se sabe manejar con los números y con los gráficos de estadísticas.
Pero me encontré con la sorpresa de estos textos (aplausos), la poesía de Ángel González (poeta que he conocido aquí en tu sitio) y la prosa poética tuya. ¿Qué más puedo pedir?
Te mando un abrazo, Pepe.
Como siga lloviendo tanto la vida va a enmohecer.
Saludos.
Qué serenidad bajo esa mirada de lluvia, qué poema alucinante, qué rica merienda.
Besos, Pepe y gracias!
Aprendiendo, y trenzando tangos soñados....así...junto a la ventana de lluvia.
Besos, poeta.
La merienda, genial.
Pues con ángel gonzález y contigo la vida es más vivible, como menos...
Que gusto me queda en la boca? Sal, cucurucho, cemento, cuerpo... Me he sentido ver y comer, comer por los ojos con gusto a palabras que saben a la cosa en sí misma desde el corazón. Pepe, que gracias, no sabes cuántas.
Saludos!
Yo a estas horas, una copa de cava con cada uno, sin luz electrica, pegados a la ventana y con ese hilo de luz callejera que encienda nustras palabras.
Pepe, primera parte, preciosa. Segunda parte bárbara.
me encanran tus letras cuando se dejan caer de esta forma.
Un besazo
Es cierto: hay muchas vidas dentro de una vida. Pero sabes? A mí me gustaría vivir ya al sol... Qué invierno tan pesado amigo mío!
Besos, Pepe.
Merendar tardes o lo que sea, se te queda un agradable sabor de boca leyendote, porque colocas las letras de una forma deliciosa. Un beso
Un texto precioso.
¡Me encanta!
besos
¡Túuuu, Pepiño,¡¡ ¿onde andas?....
Besitos de viernes...
Me voy de compras de chicas...y luego me voy a cenar una pizza en el barrio de Carabanchel...
Besotes
Sí...dónde estás, sombrerero?
Te siento empañado...
Si es así, te dejo un abrazo de sol.
Y tres besos chisposos.
Y una cañita.
uinss la Lena está chispita dice jejeje...
Besos Pepe.
Besitos chipi Lena.
Me gusta el texto (como siempre). Coincido plenamente con lo expuesto en tu entrada del día 2.
La de veces que lo he escuchado en el disco.
Inuits
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