27 de septiembre de 2008

Miro los colores; no sólo los del otoño, también los de esos decorados en blanco y negro de los que habla el fotógrafo brasileño Sebastião Salgado. Y me pregunto: ¿Qué harán ellos sin unos ojos que los contemplen? ¿Cómo podràn verse a sí mismos si apenas relucen en su vida los charcos de las calles?

Sé que me complico en comprender algo demasiado rápido para mis viejas piernas. Es indiscutible que la vida a este lado del mundo es un absurdo: queremos cambiar, y al mismo tiempo queremos seguir como siempre. Desde el otro hemisferio (cabeza abajo), el río sopla débilmente la suave brisa de un tangó (con tilde) llevado en brazos del candombe. Viglietti, la voz que robó el vellocino de terciopelo, si me oye, mirará para arriba buscando sus tardes perdidas (quiero decir, ganadas) junto a Aníbal Sampayo. Ya saben, el del cielo azul que viaja...

Intento apoyar mis pasos, pero la tierra se deshace. Más allá del portal, sólo veo hojas secas y arbustos. Tras ellos, emboscados, los carritos del híper asoman sus ruedas por debajo.
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No hay sorpresa en mis ojos. Hay dolor. Se me clava en el lagrimal el cinismo inhumano del nuevo socialismo americano de Wall Street que suplica estos días con voz gangosa: "Despierten, tenemos una oferta... no se olviden que están ustedes en el menos malo de los mundos posibles..."
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Nos acabarán convenciendo de que los seres humanos no existen en el fondo... Que tan sólo era un sueño de los años sesenta... Que los viejos corazones de la Historia eran peces muertos entre los arrecifes, vistos desde un acantilado de cien años... Que hemos perdido un siglo...
...
Para salvar la vida me digo: “Ni siquiera las olas se suceden unas a otras. No pienses que los colores del otoño deben su existencia a tus ojos ¿Acaso no te has dado cuenta que tus ojos no son tuyos, sino de los colores del otoño?”

Una lucha terrible...

Codorníu.

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17 comentarios:

Anónimo dijo...

Queridos amigos: hasta que algo cambie dentro de mí (o fuera), no me encuentro con ánimo de buscar otra música de fondo para el blog.

Di con ésta versión de Omara Portuondo e Ibrahim Ferrer, y me siento acunado porque refleja fielmente lo que quiero que acompañe mis letras.

Un beso para todos.
Pepe.

Mityu dijo...

Los colores del otoño son de tus ojos, como tus ojos son todos los colores que eres capaz de ver, porque la luz se despliega desde dentro y allí creas el universo, en el que no te sitúas ni dentro ni fuera.
Jamás quiero pensar que un punto de la historia pueda ser un pez muerto. El hermano luchó y dejó su sangre, el pintor dejo su lienzo, el poeta su palabra. El niño su hambre y yo mis lágrimas.
Todos formamos un vals. Acaso pienses que tus canciones las eliges tú, pero yo no estaría tan segura, amigo Pepe Codorniu.
Nuestras almas se filtran las unas a las otras, a través del tiempo, de la carne, del pensamiento y como en leyendas de cualquier tradición vuelven una y otra vez, porque nunca marcharon.
Ah... no cambies la música. No hace falta. Yo tampoco la oí suficiente. Y no tomé nota de mis favoritas...

mjromero dijo...

¿Y qué significará que hayas puesto todos los huecos de Aguas abajo rellenos de color? Algo querrá decir.

Cuando ganan millones no los reparten pero las pérdidas quieren repartirlas...es el viejo cuento de siempre.

El mañana es hoy... siempre todo es hoy, cuando empieza, mientras dura y cuando acaba, siempre hoy, y en los subterráneos del tiempo esa lucha terrible.

Cuánto lirismo. Me gusta. y también me gusta mucho la voz de Amanda Portuondo, gracias por permitirnos oírla.

Un beso.

Sasian dijo...

Sonríen, Pepe, sonríen ante unos ojos que los contemplen…porque se ven reflejados en la mirada amable y bella que los mira con tus ojos. Dándole colores a lo que sólo pueden ver, en ese otro hemisferio (cabeza abajo) en blanco y negro.
Espero que seas capaz en breve de ver tu también esos colores que no sé por qué últimamente pareces haber perdido.
Bella, complicada y como bien dices tú (no sé por qué me empeño en comentar cuando tu lo dices mejor que nadie) absurda meta la de la vida en este ¿nuestro? mundo, y contradictoria: sabemos que el cambio traerá eso, cambios que nos alejaran de lo que queremos conservar del pasado, pero sin embargo, debemos continuar cambiando. Y no aprendemos cual es el punto en el que debemos parar, ¿cuál es el punto en el que decir BASTA?. ¿existe ese punto?...

Pepe, déjate acunar por el candombe, por Viglietti y déjate llevar por el río Uruguay, y sigue creyendo que el sueño de los sesenta, bendito sueño, algún día lo haremos realidad. Yo por otro lado, estoy muy contenta de haber compartido siglo con gente tan grande en la literatura como en la música, como en las revoluciones. Hemos ganado un siglo para nosotros.
Somos unos privilegiados Pepe.
Acaso no te das cuenta que los colores del otoño son los colores de tus ojos?.

Canoíta pescadora,
aguantame el temporal,
si mis brazos no se cansan
remando te he de sacar.

Bravo Daniel Viglietti.

Espero con impaciencia tu nueva elección de música de fondo…espero con impaciencia el cambio de los colores del otoño que ves.

Un abrazo. Un beso.

Sasian dijo...

Y entrañable Sampayo, autor de los versos anteriores y que lamentablemente no indiqué.

otro abrazo.

Inuit dijo...

¡Ay Codorníu!, que firmaste la entrada con el verde de ESPERANZA.
¿Sabes?, yo también tengo los ojos del color del otoño, fíjate que había pensado que no eran interesantes, pero hoy y para siempre, cuando alguien me pregunte de qué color tengo los ojos, le diré jubilosa : - ¡del color del Otoño!-.
La voz de Omara una nana que acaricia,sí.
Inuits al color de la esperanza y a la poética de el otoño.

FLACA dijo...

Es porfiada esta melancolía tuya, Pepe. Ya sé que me dirás "¿de qué querés que me ría?"... Y tal vez tengas razón.
A esta hora de la mañana no estoy en condiciones de hacer grandes reflexiones,además no podría decir nada mejor de lo que te ha dicho Sasian, a quien suscribo. Así que voy a expresarte algunas sensaciones, hasta sin pensar, que me han povocado esta entrada:
1-Esa foto en blanco y negro me retorció el corazón. No es diferente de una escena que vi el otro día en el informativo de las 20.00 mientras cocinaba y que me hizo lagrimear totalmente conmocionada: los haitianos estirando las manos y tirándose por encima de rollos de alambres de púa, donde quedaban enredados y hechos jirones, para agarrar un poco de comida después de los huracanes.
2- "El Uruguay no es un río/ es un cielo azul que viaja"....Tus palabras respecto al hemisferio en el que vivo, el que está boca abajo como lo dibujó Torres García y tu cercanía evocando lo que me rodea -Viglietti, el candombe, el tango- me tocaron el corazón.
3-Los colores, los del otoño también, existen,sí, más allá de nuestros ojos.Por suerte.

Y esa música aterciopelada está muy bien.

Un beso. Si pudiera, desde este sur te enviaría un mate reconfortante, de estos que estoy tomando mientras te escribo.

Anónimo dijo...

MITYU, ALFARO, SASIAN, INUIT, FLACA...

Reconozco que viendo las fotos de Sebastián Salgado se entrecorta el aliento, falta el “prana” y vacilan las llamas azuladas. Parece que en el sendero oscuro de los mercados, abajo en el barranco, se terminen las huellas humanas. Sin embargo, vuestros comentarios a mi entrada vuelven a renovar el aceite de las lámparas de este pequeño rincón que hay en uno, y hacen que regresen los ojos del otoño para sentarse junto a las cascadas esmeraldas y los claros riachuelos.

Os estoy muy agradecido. Hay muchos sitios hermosos, y sois vosotras.

Un beso y un abrazo.
Pepe.

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Soy tu devota admiradora Pepe. Tus letras siempre me encienden una bombilla en el pensamiento para pararme un instante y reflexionar.
Besotes, te los mereces

Anónimo dijo...

Cuando he empezado a leer he pensado... -bajo la música porque no me concentro-, es tanto lo que me gusta esa canción...que me remueve el piso cada vez que la escucho, acto seguido he visto tu comentario sobre la misma... Por mi, puedes dejarla in eternum, me conmueve casi tanto como el color de tus ojos, la cadencia de tus letras, la belleza de los sentires que compartes siempre y de forma única, con los privilegiados que tenemos la inmensa suerte de varear en tu orilla, en la espuma de tus letras.
Un beso como el mar

Mª Jesús Lamora dijo...

...
Dejo mi silencio.

FLACA dijo...

Actualizó el Tata. Vale la pena leerlo. Un beso.

Mª Jesús Lamora dijo...

Paso de nuevo por aquí, como siempre, encandilada.
Un abrazo.

Mª Jesús Lamora dijo...

¿Podrías darme tu correo electrónico? Sólo por comentarte algunas cosas.

mera dijo...

Lula dijo muy bien algo como: Latinoamérica, Africa, Asia, los paises más castigados hemos hecho lo que nos dijo el Fondo Monetario Internacional, ahora nos haran pagar lo que han perdido en su Casino de Wall Street. A lo mejor esto genera una nueva época para la Humanidad, sin tanto consumo, sin tanto intermediario... Viaje Vigo- La Habana a vela treinta y siete dias en septiembre, con los alisios. Aún daremos guerra. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Mª JESÚS, te envié un correo a tu dirección electrónica.
Un saludo.
Codorníu

Maria Coca dijo...

El mundo que nos rodea está plagado de colores oscuros, amigo, pero siempre hay luces que brillan en cualquier simpleza, en cualquier momento... A eso debemos aferrarnos.

Besos desde mi orilla.