10 de abril de 2016

Esa consciencia es la respuesta al "Quiénsoyyo" que estás buscando. Tú Eres esa consciencia; pero nunca puedes verte, porque no es algo que está separado de ti. 
                                    Annamalai

Dos años y unas dunas pueden alzar suficientes barreras. En eso ando pensando hoy, que me he atrevido a subirlas y plantarme delante del Atlántico para releer los renglones a mano de una de las cartas de Saleta; una que aprieto con fuerza para que no me la quite el viento del pasado. 

Todavía no termino de atreverme a dar el salto que me pedía en aquellos momentos; aún me muevo «tocando las cosas con los ojos», como decía ella, burlándose de mí en buen plan. Soy consciente que, como reza en su carta, algo, ante mis narices, se me escapa; algo de lo que no percibo la más mínima comprensión directa. «No hay un mundo externo a ti, no hay un mundo fuera de tu mente»,  repetía cada dos o tres párrafos.

El recuerdo de tamaño disparate hace que las líneas de mi mente dividida sean lo más parecido a una ría donde se cornean el agua dulce y la salada como en una melé de rugby. Mientras quede un objetivo por lograr, el grosor de un pelo será un océano muy ancho, imposible de achicar; porque la energía agotadora de las mareas se va en la persecución de fines. 

La carta terminaba diciéndome: «Ahora que estás frente al mar, sigue mirando olas, es una buena práctica; solo has de admitir, a la vez, la posibilidad de que, aunque miras, no eres tú el que mira».

Codorníu.

2 comentarios:

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Buenos díiiiias...Me estoy tomando mi primer café mientras mis ojos tocan tus pensamientos distraídos que tanto me calan, lineas que retozan en mi sensibilidad. El viento del pasado arrastra la basura, pero aquello que enraizó, jamás, y menos cuando tu fondo se queda mirando el oleaje.
Un besito y un café

FDG - El Señor de Monte Grande dijo...

No hay nada mas relajante y que lleve a hacernos viajar en nuestros pensamientos que sentarse a mirar las olas, el poder del mar en eterno movimiento, contagia su fuerza.

Un abrazo desde MG