Los recuerdos suelen venir en ramos. El tuyo, traído al presente por la muerte, duele cual pedazo de vida que me arrancan. Aún estoy conmovido por el impacto emocional que supone escuchar la noticia de tu viaje definitivo. Con esta despedida te llevas un trozo de mi corazón, aquel corazón juvenil del que ya otros adioses se llevaron su parte.
Y ya no sé si lo que queda de él es más que lo que falta, José Antonio. Digamos que, a mi edad, se vive bastante de recuerdos que cada vez tienen más peso en lo que queda de ese órgano que late todavía. Pongamos que ahora mismo habrá ya un cincuenta por ciento de vida que son eso: recuerdos.
(Igual, hasta me quedo corto...)
Tu muerte me ha hecho sentir, una vez más, dos dolores parejos ya familiares. El primero es el bocado directo, el hueco abierto en la manzana roja del pecho. El segundo, notar cómo se incrementa en la composición de mi ser esa otra parte que ya no es regada por la sangre de la realidad; cómo sube la proporción de ramas mutiladas en esta vida mía, otra vez hoy hendida por el rayo como escribió el poeta centenario...
José Antonio Labordeta, no se me ocurre mejor despedida que hacer mías las palabras de Sabina a ti dedicadas:
“Gracias, por tu ejemplo”
Codorníu.
14 comentarios:
Me has emocionado Pepe.
Esta despedida está llena de sentimientos, habitada de recuerdos, pero has podido hacerlo, eso ya es grande.
Besos.
Gracias,es hermoso.
Tu eres más de lo que te imaginas.
Un abrazo muy fuerte.
Un abrazo.
Si, me uno a tu sentimiento. ¡Gracias Labordeta por tu ejemplo!
Un beso.
Cuánto dicho con tan parcas y sencillas palabras, como es realmente cuando el sentimiento es hondo e intenso. Esta despedida, Pepe, te ha traído aquí nuevamente y con esa forma tuya tan honda y contenida de decir lo que importa.
Me he sentido identificada con todo eso que decís de la muerte y el corazón y la nostalgia y los recuerdos y el cincuenta por siento y el rayo machadino y, agrego, los descuentos. Jamás podría decirlo así. Creo realmente que con cada pérdida, en esta etapa, comenzamos a llorar la propia (aquello de "Por quién doblan las campanas...")
Me emocionó encontrarte. Ahora me voy a buscar información y tratar de conocer a Juan Antonio Labordeta. Un abrazo.
Me da mucha pena.
Un saludo
"ciento"="siento". Fue un lapsus, creo, pero verdad.
Te entiendo Pepe, era un hombre de raza, un aragonés valiente y coherente. Lo conozco dese hace años, su sobrina Sara, fue compañera de clase de mi hermana en Zaragoza, no hace muchos años que lo volví a ver.
Emocionado homenaje amigo, tiempos difíciles éstos..
Un beso grande
(Es José A. Pepe).
Gracias, Calma. Ya está corregido.
divino escrito, salido de dentro... ves, siempre hay algo que nos revive aunque nos mate de dolor.
Un beso muy grande... me ha encantado, era un escrito tan tú...
Has puesto todo tu corazón y cariño en este homenaje. Precioso, Pepe.
Un abrazo y muchos ánimos.
Una gran persona Labordeta.
BESOS PEPE...
Y¡¡¡YA TENGO INTERNETE OTRA VEZ¡¡....
La verdad hermoso, me gusta mucho como está escrito.
Es la primera vez que entro en tu blog, la verdad me pareció muy interesante (te sigo). Seguramente me tendrás seguido por este lugar. Te dejo la dirección de mi blog por si lo querés visitar.
http://el-ser-bohemio.blogspot.com/
Desde ya muchas Felicitaciones!!!
Vengo a dejarte un beso y desearte un fin de semana de color.
Abrazo Pepe
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