8 de mayo de 2009

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Saleta siempre intentaba beber sin mancharse; pero los cubitos se descolocaban solos entre el cristal del vaso y sus labios, poniéndole perdido el pantalón vaquero.
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Para ella ya no quedaba nada fácil en la vida. Más bien, todo era un gran descontrol. Incluso las botellas de Havana Club, ya no venían con regularidad. Que no había, le decía Carmelo, el camarero. Saleta, entonces, se alejaba de la barra sorteando columnas invisibles, y se iba a casa.

Un atardecer que Chumpéter pasó por el local, coincidió con ella. Le pedía, le imploraba a Carmelo con la mirada, el último cubata de cansancio.

A medianoche, Chumpéter se cansó de intentar lo imposible. Carmelo, el camarero de ojos pequeños, salió a levantarle el cierre. Ambos cruzaron un gesto de cabeza significativo en la puerta: era obvio que Saleta se estaba despidiendo del mundo. El estrépito -por tanto- que les sobresaltó, no les cogió del todo por sorpresa. Los dos sintieron a su espalda el ruido de las sillas en cascada al golpearse unas con otras, empujadas a su vez por la caída de la mujer.
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Ninguno se arrodilló corriendo junto a ella como habían hecho siempre que tocaba borrachera. Tampoco la arrastraron por los brazos hasta el pequeño almacén, donde la dejaban con cuidado para que durmiese la mona en un viejo tresillo que ya tenía su forma. Esta vez, tras comprobar que respiraba, Chumpeter le puso la chaquetilla blanca de Carmelo bajo la nuca a modo de almohada, y llamó al 112.
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Luego, me llamó a mí. Pero, cuando llegué corriendo, ya era tarde.
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Codorníu.
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19 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

No sé si lo he entendido bien, no estoy muy fino hoy, pero vaya, me he quedado helado.
Un final tremendo.
Vendré luego, a ver si con los otros comentarios me aclaro más.

Un abrazo.

FLACA dijo...

Qué felicidad encontrar a Saleta nuevamente. Ya sabés que algunos la extrañábamos. Esa mujer nunca deja de sorprender; ya le había visto bebiendo en la barra del boliche, pero no sabía que se emborrachaba taqnto como para caerse.
Casi estoy de ecuerdo con Toro, que el final es medio reticente. Pero no, esto termina así justamente porque es como la vida misma, que no termina. En cuanto a quién se queda solo con ella ( aguantándole la mona) estoy segura de que es Chumpéter, que el sujeto de ese "no se arrodilló" corresponde a Carmelo. Cada vez me conmueve más ese amor incondicional de Chumpéter, hasta cuando estça borracha e inconciente ella lo domina.
Un abrazo,Pepe.

la cocina de frabisa dijo...

Hay relaciones que se sostienen en la desgracia, en la podredumbre y la miseria humana, posiblemente no sobrevivirían a una vida rutinaria de 8 horas de jornada laboral.

La protagonista es ideal para una canción de tango, aunque no me gustaría contar con su amistad.

un beso

FLACA dijo...

Me ha gustado ese cambio. Mucho.
Pero, ¿tarde para qué?

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

... Llevo con tu pagina abierta desde las seis y media de la mañana escuchándote. Sí lees bien, tu música eres un poco tú, incluido ese final tan opaco y transparente a la vez.
Besillos con sabor a café malo

Anónimo dijo...

Queridos amigos que ya habéis entrado a comentar: igual no me supe explicar bien.

Como sabéis, escribí acerca del entierro de Saleta hace bastantes entradas. Sin embargo, siempre tuve cierto recato para contar el final de sus días. Chumpéter me había hecho partícipe de esos momentos (y más concretamente del último), en un tono de voz tan bajo que rayaba en la confidencia.

Espero que no me lea. Tal vez no haya hecho bien en contarlo.

Un beso.

TORO SALVAJE dijo...

Gracias.

Saludos.

FLACA dijo...

Gracias.
Otra vez estoy sorprendida. Tampoco me imaginaba que ése fuera el final -ése podía ser un día como tantos otros-, ni que esto fuera lo que faltaba en el relato en que se despiden de Saleta.
Estoy conmovida, sinceramente.

Me gusta esto de ir para atrás y para adelante en las historias, y también que el texto dé para más de una interpretación. Ya te he dicho más de una vez que parte de lo que fascina del personaje es siempre ese misterio que le envuelve y que se va develando, desde distintos ángulos, a medida que se reconstruye su historia con cada uno de sus escritos.
Un abrazo,Pepe. Feliz fin de semana. A pesar de ser hoy sábado, dentro de un ratito me voy a trabajar.

P.S.- Pido disculpas por los errores al escribir, que aclaro son tipográficos y no ortográficos. En esto escribo como si estuviera hablando y envío, generalmente no releo, y así salen los comentarios.Me propongo ser más cuidadosa.

FLACA dijo...

Gracias.
Otra vez estoy sorprendida. Tampoco me imaginaba que ése fuera el final -ése podía ser un día como tantos otros-, ni que esto fuera lo que faltaba en el relato en que se despiden de Saleta.
Estoy conmovida, sinceramente.

Me gusta esto de ir para atrás y para adelante en las historias, y también que el texto dé para más de una interpretación. Ya te he dicho más de una vez que parte de lo que fascina del personaje es siempre ese misterio que le envuelve y que se va develando, desde distintos ángulos, a medida que se reconstruye su historia con cada uno de sus escritos.
Un abrazo,Pepe. Feliz fin de semana. A pesar de ser hoy sábado, dentro de un ratito me voy a trabajar.

P.S.- Pido disculpas por los errores al escribir, que aclaro son tipográficos y no ortográficos. En esto escribo como si estuviera hablando y envío, generalmente no releo, y así salen los comentarios.Me propongo ser más cuidadosa.

Marisa Peña dijo...

Qué triste y perra es a veces la vida... Pero hasta en ese caso consigues la belleza. besos

carmen jiménez dijo...

Querido Pepe: Como ya sabes leí este adiós de Saleta a la vida antes de que hicieras las correcciones. Igualmente emociona esa despedida, esa intuición previa a la muerte que obliga a llamar al 112, aun sabiendo que ha llegado el momento. Creo que es maravilloso que Chumpéter tuviera a alguien, te tuviera a ti, para poder llamar y compartir ese momento. Este final no deja tantas dudas como el anterior, desde luego no deja esperanza. La Flaca me ha dado la clave que necesitaba para hilar las historias que he leído de esta pareja tan especial. Creo que Chumpéter sabría apreciar también tu tono de voz bajito y lleno de confidencialidad.
Un gran abrazo.

Trini Reina dijo...

Ym Saleta dio su última caída. Descanse en paz, en el bar de los ángeles.

Saludos

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Hoooooooooooooooola. Esta mañana me desperté y tomé un café sentada mirando cómo amanecía en gris y lloviendo; me tonificó de tal manera que no he parado de escribir hasta este momento. Ahora me voy a poner el traje de Maruja alioli que tengo tó sin hacer..., pero que me quiten lo bailao.
Besazos también para ti, buen domingo.

Inuit dijo...

Mira que es difícil, a veces, beber algo sin mancharse.Si la duda te asalta cuando tomas la copa,la taza, la lata o cualquier utensilio, ya puedes saber que lo puedes tener complicado; la taza, la copa, el vaso entiende tu duda y zas, a fastidiarte.....

Hay personas que se despiden sin que nos demos cuenta, súbitamente, y otros anuncian el adiós en sus actos desde no se sabe. Nos decimos, a veces, en voz alta y otras en silencio,ya se sabía.
No podemos salvar a quién no quiere, no podemos sentirnos culpables, no podemos luchar contra lo que es en última instancia, lo que es......creo que no sé explicar lo que quiero decir.

Qué desasosiego,qué huracán, qué caos la perdida y la impotencia de no haber sido Dios y haber cambiado el destino. Alguien lo llamó el libre albedrío.
Lamento esta ausencia,cada muerte en una muerte de todos, en esencia, pero a la vez es un no morir en la eternidad.

Inuits

Lena yau dijo...

A veces pienso que me voy a morir así.

Por torpe.

Torpe de alma.

Un beso, Hechicero...ladrón de alientos...

mjromero dijo...

Un final precipitado, por una caida, pero que le va bien a la atmósfera de Saleta.
Un beso.

Anónimo dijo...

ALFARO:

¿Cómo que por una caida?

Saleta se desploma fulminantemente como consecuencia del alcohol ingerido noche tras noche. La muerte no le llega a causa del golpe contra el suelo.

Así, al menos, fue como me lo contó Chumpéter.

PIZARR dijo...

Querido pepe, mira que me gustan estas historias de Saleta, de Chúmpeter y de tí mismo.

Quizás algún día consiga hilar adecuadamente la historia y " descubrir" la diferencia entre realidad y ficción.

Y como te dije el otro día, tu música me encanta como fondo

Un abrazo y buenas noticias en mi blog.

mangeles dijo...

Lo peor de los alcohólicos, somos los que tratamos de sacarlos del pozo, sin tener nunca claro si es lo que quieren o nó...y sin saber si ellos, si pudieran decidir, lo dejarían...

En mi edificio hay una pensión. Anoche, cuando bajé las bolsas de basura me encontré una mujer negra y gruesa discutiendo con otra blanca y muy delgada, que estaba completamente borracha y dejaba tirada su maleta en el portal.Conseguí convencer a la mujer negra,de que la pobre alcohólica (no estaba esporadicamente borracha...era alcóholica)actuaba así sin poder evitarlo, y que en las condiciones en que estaba lo mejor era, como habían previsto en un principio, subirla a la pensión a que durmiera la moña, porque si la dejaba sola, acabaría tirada en la calle. La borracha me dijo: ¡¡¡señora si es que somos pareja¡¡¡ mire que poco me quiere¡¡¡, y la negrita me dió las gracias un montón de veces: ¡por comprenderla¡ y ayudarla a tomar la decisión correcta.

Si en vez de juzgar a la gente, intentáramos comprender las situaciones, la vida nos iría a todos mucho mejor.

Si ese fué el final de la vida de Saleta, pues así tuvo que ser. Ninguna vida es perfecta. Incluso es posible, que las vidas más perfectas, sean las más infelices. ¡Si no se hace nada, y uno no se equivoca en nada....pues vaya rollo¡

Besos de ron compañero