Nosotros vivimos en un modelo de sociedad de usar y tirar, donde las cosas son hechas calculando su duración adrede. Qué os voy a contar: le llaman “la sociedad de consumo”, y según los últimos estudios serios, necesitaríamos cinco planetas como el nuestro para mantener -con esa filosofía y al ritmo actual- este nivel de explotación de los recursos.
En Cuba, en cambio, lo arreglan todo. Pero todo. Da igual lo que sea: un vestido, un frigorífico, un coche, unos zapatos… Cuando tiran algo es que ya no hay manera. Comparado con el párrafo anterior, no es de extrañar que esta isla encabece la lista de países donde se cumple eso del “desarrollo sostenible” ¡Y en medio de un bloqueo económico asfixiante! Increíble, ¿no?
Uno de sus problemas principales es el impresionante (no podría describirlo con palabras) déficit de transporte. Ni que decir tiene que los coches particulares son escasísimos, que el transporte público es inexistente fuera de las grandes ciudades (para que luego nos quejemos aquí); y que la gente se traslada como puede haciendo “botella” de forma masiva: todo un espectáculo de grupos, familias enteras, y demás... espera en cada cruce de carreteras con una paciencia infinita.
Es cierto que es difícil encontrar carne de vaca en los mercados. Que casi todo es cerdo y pollo. Que la vaca sólo se puede comer en los restaurantes del estado utilizados mayoritariamente por los turistas. Que en los “paladares”, está prohibida, dada la escasez. Pero no hay que olvidar la importancia que tiene la leche en la manutención infantil donde está subvencionada hasta los siete años. Y si no fuera por darle gusto al turismo, no creo que sacrificasen ni una res.
Es muy común encontrarse licenciados universitarios por todas partes desempeñando otras tareas. Aunque la educación es gratuita, la gente (una vez acabada su carrera) tiende a buscar empleos que le permitan estar a tiro de piedra del turista, que es la principal fuente de ingresos para el estado, y de paso, para los que trabajan con ellos y les dejan propinas.
En relación con esto, me llamó la atención la cantidad de dinero B (o negro) que manejan los cubanos (en general). Es curioso como se buscan las mañas para “inventar” algo al margen de los 300 o 400 pesos cubanos (20 ó 25 euros, al cambio) que estipula homogéneamente el gobierno como salario mensual. Y cuanto más cerca estés del turista, más dinero negro.
No hay que raspar mucho para dejar al descubierto la idea que tienen de lo magnífico que es el capitalismo. Por lo que pude ver, esta quimera hace estragos entre la gente. Asocian “turista” con el ciudadano europeo, americano, etc. en general, sin ver los “otros” habitantes que –en nuestros países– remueven en las basuras de los híper a la hora del cierre cuando nadie les ve, o aquellos que malviven para llegar a fin de mes, o los que llegan por los pelos...
Ya termino. La palmera debería ser el árbol típico de este país. Pero, no. El emblema vegetal de Cuba es el flamboyán. Una especie preciosa que os muestro en la foto de esta entrada, y que me dejó alucinado con sus flores que, como veis, son de color rojo anaranjadas, junto a hojas verde brillante.
Pues bien. Por la carretera, entre dos de estos flamboyanes, colgaba -el día que me venía, camino del aeropuerto José Martí- una pancarta de grandes dimensiones. En ella se podía leer: “Aquí no necesitamos transición”
En Cuba, en cambio, lo arreglan todo. Pero todo. Da igual lo que sea: un vestido, un frigorífico, un coche, unos zapatos… Cuando tiran algo es que ya no hay manera. Comparado con el párrafo anterior, no es de extrañar que esta isla encabece la lista de países donde se cumple eso del “desarrollo sostenible” ¡Y en medio de un bloqueo económico asfixiante! Increíble, ¿no?
Uno de sus problemas principales es el impresionante (no podría describirlo con palabras) déficit de transporte. Ni que decir tiene que los coches particulares son escasísimos, que el transporte público es inexistente fuera de las grandes ciudades (para que luego nos quejemos aquí); y que la gente se traslada como puede haciendo “botella” de forma masiva: todo un espectáculo de grupos, familias enteras, y demás... espera en cada cruce de carreteras con una paciencia infinita.
Es cierto que es difícil encontrar carne de vaca en los mercados. Que casi todo es cerdo y pollo. Que la vaca sólo se puede comer en los restaurantes del estado utilizados mayoritariamente por los turistas. Que en los “paladares”, está prohibida, dada la escasez. Pero no hay que olvidar la importancia que tiene la leche en la manutención infantil donde está subvencionada hasta los siete años. Y si no fuera por darle gusto al turismo, no creo que sacrificasen ni una res.
Es muy común encontrarse licenciados universitarios por todas partes desempeñando otras tareas. Aunque la educación es gratuita, la gente (una vez acabada su carrera) tiende a buscar empleos que le permitan estar a tiro de piedra del turista, que es la principal fuente de ingresos para el estado, y de paso, para los que trabajan con ellos y les dejan propinas.
En relación con esto, me llamó la atención la cantidad de dinero B (o negro) que manejan los cubanos (en general). Es curioso como se buscan las mañas para “inventar” algo al margen de los 300 o 400 pesos cubanos (20 ó 25 euros, al cambio) que estipula homogéneamente el gobierno como salario mensual. Y cuanto más cerca estés del turista, más dinero negro.
No hay que raspar mucho para dejar al descubierto la idea que tienen de lo magnífico que es el capitalismo. Por lo que pude ver, esta quimera hace estragos entre la gente. Asocian “turista” con el ciudadano europeo, americano, etc. en general, sin ver los “otros” habitantes que –en nuestros países– remueven en las basuras de los híper a la hora del cierre cuando nadie les ve, o aquellos que malviven para llegar a fin de mes, o los que llegan por los pelos...
Ya termino. La palmera debería ser el árbol típico de este país. Pero, no. El emblema vegetal de Cuba es el flamboyán. Una especie preciosa que os muestro en la foto de esta entrada, y que me dejó alucinado con sus flores que, como veis, son de color rojo anaranjadas, junto a hojas verde brillante.
Pues bien. Por la carretera, entre dos de estos flamboyanes, colgaba -el día que me venía, camino del aeropuerto José Martí- una pancarta de grandes dimensiones. En ella se podía leer: “Aquí no necesitamos transición”
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¿Será por dignidad?
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Codorníu
Codorníu
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22 comentarios:
Esta es la última entrega. Quise dejar para el final las miradas subjetivas que captó esa otra cámara, la de mis mundos internos. No hace falta que diga que mi estancia en la isla ha sido una experiencia gozosa indiscutible. Aunque, insisto: no deja de ser vista desde un yo que ya iba predispuesto al abrazo solidario.
Por eso volvería mañana mismo con los ojos cerrados.
Pero, por ahora, donde vuelvo en realidad dentro de unas horas es al mar. A ese mar que me llama a través de las caracolas de los inviernos duros y fríos. A ese...
Así que me despido. Intentaré seguiros desde un cíber. Y creo que lograré estar ahí, cerquita, sin distancias que valgan...
Os dejo una palmera de besos para todos,
Pepe.
Pues esta es la crónica que más me ha gustado Pepe.
El arbol rojo es una preciosidad.
Eso del aprovechamiento de los recursos ya lo pude comprobar cuando hace años empezaron a venir mis tios, cada dos años, con el viaje pagado por el gobierno, era muy curioso ver como casi todo les servía para algo. Un clavito, una pinza, una bolsa de plástico...
Y eso que ellos eran privilegiados en la isla, cobraban en dolares y vivían alojados en los hoteles convertidos en viviendas. Por las fotos, eran de lujo.
No entiendo lo de tu vuelta al mar... ni lo del ciber... ya ves a estas alturas...
Un beso grande Pepe
Despúes, con tiempo, paso a comentar esta última entrega de tu viaje. Ahora tengo que salir y sólo pasé a dejarte un saludo antes de que te fueras. Ir al mar en verano es muy diferente y más cuando el que llega va lleno de sol.
Un beso.
Qué árbol más bonito... Yo quiero uno. O al menos una flor...
Besos, y gratitud por el regalo de tus palabras.
reconozco que miro a ese pais y a esa gente con una sonrisa. Los Amo.
me parecen uno de los pueblos más bello del mundo...son flamboyanes, ellos mismos lo son...
un abrazo.
Leerte es volver a vivirlo, no me gusta la sociedad de consumo, no me gusta nada, pero me duele la Nomenclatura, la tutela de los Comandantes, que podrían ser Aureliano Buendía, que los trabajadores deban inventarse fidelidades para renovar le heladera o la TV. Siempre recuerdo que me sentí como una monja de setenta años que descubre que dios no existe. Un abrazo fuerte, disfruta mientras creas.
Pepe, al leer tu comentario a Lena he comprendido lo de la vuelta al mar y lo del ciber.
Por cierto disfruta del Cabo de Gata, aunque ya no es lo que era...
Tuve una intensa relación durante casi 20 años con Almería ( mi ex heredó un cortijo y alli nos ibamos en todas las vacaciones )... conocí el Cabo en sus mejores tiempos. Podías pasar 1semana acampado en salvajes playas sin ver apenas almas a tu alrededor.
Los últimos años ya no megustaron porque el turismo empezó a invadir la zona como en todas partes.
De cualquier manera hace tiempo que no voy por Almería. Traenos fotos porfa de Monsu y San José de las que tantos recuerdos tengo.
Disfruta de ese mar tan diferente al de mi norte
Un abrazo desde un asfixiante Cantábrico
Hola a todos y todas: escribo desde un cíber en el Cabo de Gata (Almería), en una playa encantadora donde no hay mucha gente ni mi portátil tiene manera de conectarse a internet. Una sombra hay: me encuentro lejos de mis acantilados del norte donde la espuma es verde. Sin embargo, estoy bien, tranquilo, leyendo "La consagración de la primavera" de Carpentier en los atardeceres, y refugiado para escribir en algún chiringuito semivacío donde esperar la puesta de sol recordando a mi Habana en cada sorbo de ron con limón.
Espero que estéis bien. Y que sepáis que os leo y sigo los movimientos de vuestros respectivos blogs.
Un beso entrañable,
Pepe.
Me quedo con el flamboyán, no conocía ni el nombre...,
sigue disfrutando del mar aunque no haya acantilados..., seguro que las olas son las mismas.
Besos
Parece que tocaban días de Cuba, acabo de ver en la 2 la película que rodó Oliver Stone en 2003 en una larga entrevista a Fidel de varios días, titulada Comandante.
Muchas imágenes eran tus mismas fotos.
Por cierto tu lectura me recordó que deje hace tiempo a medias " los pasos perdidos" tendré que retomarlo. Esa manía mia de leer 20 cosas a la vez, me suele jugar estas malas pasadas.
Disfruta de ese Cabo de Gata
Un beso más asfixiante que el del otro día. Hoy 34 grados insoportables para mi vida.
Después de leer todas tus entradas Pepe, dan ganas, muchas ganas de conocer Cuba.
Llego de un viaje que para mi ha sido curativo, una estancia que me ha dejado el alma al aire.
Me alegra estar por esta tu casa, tan llena de colores y sabores.
Un abrazo querido amigo, disfruta en Gata y escribe.
Después vengo con tiempo, sólo vine a decirte -amigo- que tengo todo para preparar la receta del daiquirí.Sólo estoy esperando el momento justo, es decir, especial para prepararlo y beberlo; no es cuestión de estar desperdiciando los buenos momentos que se pueden tener.Aquí no estaré en el Floridita, pero lo que no sabés es que la cocina de la Flaca tiene barra.Como ves, no se conforma quien no quiere. Y, para empezar, mientras te escribo estoy probando el "triplesec", que después de tanta ignorancia de mi parte, compré en una vinería de a la vuelta de casa y donde había hasta de dos marcas distintas. Este sabor me recuerda a los licores que hacía mi abuelo.Un abrazo.
Buenas tardes Pepe.
Si lees esto desde cabo de Gata y vas al faro entérate de que pasó con los Gandolfo, que eran los fareros, puedes decirles que me conoces (!), el Celina recaló alguna vez en San José y pasamos varios días allí, esperando que pasase un temporal de Levante. El paseo desde S. José a C. Gata es una delicia entre pitas. Bienvenido y muchas gracias.
J.A.
Son de negros en Cuba.
Cuando llegue la luna llena
iré a Santiago de Cuba,
iré a Santiago,
en un coche de agua negra.
Iré a Santiago.
Cantarán los techos de palmera.
Iré a Santiago.
Cuando la palma quiere ser cig�eña,
iré a Santiago.
Y cuando quiere ser medusa el plátano,
Iré a Santiago
con la rubia cabeza de Fonseca.
Iré a Santiago.
Y con la rosa de Romeo y Julieta
iré a Santiago.
Mar de papel y plata de monedas
Iré a Santiago.
¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas!
Iré a Santiago.
¡Oh cintura caliente y gota de madera!
Iré a Santiago.
¡Arpa de troncos vivos, caimán, flor de tabaco!
Iré a Santiago.
Siempre dije que yo iría a Santiago
en un coche de agua negra.
Iré a Santiago.
Brisa y alcohol en las ruedas,
iré a Santiago.
Mi coral en la tiniebla,
iré a Santiago.
El mar ahogado en la arena,
iré a Santiago,
calor blanco, fruta muerta,
iré a Santiago.
¡Oh bovino frescor de cañavera!
¡Oh Cuba! ¡Oh curva de suspiro y barro!
Iré a Santiago.
Un cariñoso abrazo Pepe.
Ni transición ni nada que se le parezca ¡Cuba soberana de raza ,núsica, tabaco y ron!! y de más cosas que ya canta la canción.Sangre Viva y muchico Caribe, huracanes, humedad ¿y qué más? ...ya lo cuentan los de allí, y los que de aquí, que vienen de allí,.... lo cuenta la voz que canta ,también lo dice el viento.
¡Qué preciosidad de árbol! Por él iré a Cuba , por la caña , la palma y por los relatos de Codorníu, últimamente leído alegre por Inuit.
He visto a Cuba a través de tus ojos.
La música que tienes de fondo se parece a la puertorriqueña, la salsa. Los bongoses.
Los bailes deben ser idénticos y el Flamboyán, ni se diga, asi se dan los flamboyanes acá en PR.
Te felicito´Compai´,
un abrazo desde PR ♥
M.
Cuba, país apasionante que espero conocer algún día...
Empezó la campaña: por 100 comentarios al post n° 100 de Brujaroja. Colabore!
Hoy he leido en las noticias la llegada de un cayuco al cabo de gata, y me he acordado que estabas por allí...solo pasé a saludarte.
un abrazo
Hoy es un día especial: acabo de prepararme el daiquirí.
No voy a decir una sola palabra, porque esto amerita un post especial.Lo hice tal cual la receta.Ahora me lo estoy tomando mientras escucho a Eliades, pero antes le saqué fotos. Después de un día complicado, esto es un bálsamo.
Te lo dije, la cocina de la Flaca tiene barra. Gracias, amigo. ¡A tu salud!.
Hola Pepe, supongo que sigues disfrutando del Cabo...
Eso, o has sido abducito por las pitas y las chicharras... jajaja
Feliz estancia
Un beso desde Bilbo, me pierdo desde ahora mismo unos días en la naturaleza de nuevo.
Estás invitado a pasar por la barra de mi cocina.
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