18 de enero de 2016

Somos símbolos, que habitamos símbolos.
            Ralph W. Emerson

La soledad levanta olas enormes, salta distancias infinitas, remueve los fondos limosos del pantano. Hay mucho tiempo para leer y releer esos renglones a mano del corazón, que testifican la insensatez repetida en mil ocasiones, hasta soliviantar emociones que parecían escondidas y olvidadas. A veces no me atrevo a seguir, me muevo por la linde, midiendo mucho; precavido, desconfiado... Consciente que, como decía Saleta en una de esas raras ocasiones en que salía de su mutismo, la verdadera presencia solo se valora a través de la ausencia. Como siempre, la puñetera, pegándose a la piel de mi memoria como el salitre.

Hoy se me empaña la vista ante el retrato sepia de nuestras vidas, cuando ya cada vez va siendo más evidente que no puedo hacer nada. Tampoco antes podía, sin apenas vida real a qué engancharme, como ahora sospecho. La posibilidad de que mi persona se fragua con la misma naturaleza que los sueños es un pensamiento reciente. 


¿Qué puedo hacer ahora salvo entregar mi yo a lo que surja de este lado del espejo donde la existencia es sin forma?                               

Codorníu.

3 comentarios:

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

"sublevar emociones de sobra escondidas y olvidadas" Así es como la memoria de las emociones no olvida, es un tipo de memoria selectiva cosida al corazón que le hace bombear ese yo escondido pero siempre vivo, amigo, y cuando la soledad nos visita esa memoria selectiva abre las compuertas y te bañas de soledades para nada dañinas pues quien no sabe navegar en soledad nunca sabrá quién es... Esto con el primer café, jajajaja.
Por cierto, una primicia; ayer a las ocho y doce, lo sé porque miré el reloj firmé el contrato con el editor para mi primera novela. Te gustará. un besito sin haber amanecido

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Codorniú no necesito cava a estas horas pero sí ayuda. vete a mi blog y lee concienzudamente mi entrada. tómate dos cafés después y luega piensa si conoces a algún periodista, publicista, músico, para colaborar desinteresadamente en ayudar en una causa que..., en fín léelo y luego te implicas o no.
un besito de buena mañana

FDG - El Señor de Monte Grande dijo...

La soledad nos hace darnos cuenta que quizás lo que perdimos o dejamos atrás no era tan bueno para nosotros, esto nos tiene que dar la fuerza suficiente para seguir adelante, no bajar los brazos, aunque sea mantenerlos al frente, lo que sea bueno para nosotros en algún lugar esta. Solo es cuestión de tiempo.

Un abrazo desde MG