7 de diciembre de 2008

Y de pronto en el bosque
se encendieron los árboles
de las miradas insistentes,
el mar tuvo labios de arena
igual que las palabras dichas en un rincón,
el viento abrió sus manos
y los hoteles sus habitaciones.
Parecía la tierra más desnuda
porque la noche fue
como el vacío
un resplandor oscuro en medio de la luz.

Entonces comprendí que la inmortalidad
puede cobrarse por adelantado.

Una inmortalidad que no reside
en plazas con estatua
en nubes religiosas
o en la plastificada vanidad literaria,
llena de halagos homicidas
y murmullos de cóctel.
......................../..

3 comentarios:

Inuit dijo...

Qué bien que uno pueda tomar el tramo del poema que más le guste.Lo mío ha sido simplemente azar y hueco. Tomé el territorio todavía virgen. Porque me gusta el café con leche y porque habla de bosques, de mar, de arena, de vacío, de la luz y sobre todo de inmortalidad siempre viva, esto último lo añado yo.
Inuits

Sasian dijo...

Árboles, mar, arena, palabras…respirar…esa es la inmortalidad.
Que se cobre lo que quiera, y además le doy propina…
Un beso

Anónimo dijo...

Queridas amigas y amigos:

Veréis que he cambiado la música. Esta habanera tan preciosa la voy a dejar aquí unos cuantos días. Es lo menos que puedo hacer (ya que estamos todos muy lejos), como agradecimiento a los comentarios que dejáis, tanto en Aguasabajo como en la Taberna.

Va por ustedes vosotros.

Un beso.
Pepe.