25 de julio de 2011

Ayer soñé que podía... y hoy puedo.

Hace ya tiempo (se ha publicado abundante material en los últimos cincuenta años) que van quedando al descubierto muchos lunares negros de la personalidad en cuanto a su manifestación como conducta social.

Estamos en una sociedad enferma, de eso no hay duda. La actual Arca de Noé lleva en su pasaje cantidad de seres humanos enfermos, como no podría ser de otra manera. En la Biblia se les conoce como "animales", con perdón de los auténticos.

Los estudios de los psicólogos sociales han conseguido demostrar ya con pruebas fehacientes que es necesaria una personalidad de psicópata para triunfar (subir, ascender, trepar) en empresas y otras escaladas de lo público y lo privado. No es el único factor, por supuesto; pero es un denominador común para los que pretenden elevarse como un cohete. 

Por ahí comienza a saltar la primera señal de alarma: ¿quién nos dirige? ¿quién nos gobierna? ¿cómo pueden gestionar los valores y las emociones aquellos que no pueden sentir nada o casi nada ante el dolor de los demás? A las pruebas me remito. El capitalismo necesita de esos "enfermos" y además necesita ensalzarlos como "modelos" de acción para que no sientan el vacío social. Patético ¿no?

Por abajo también los hay, cómo no. Son seres que por circunstancias diversas, no han logrado encontrar una manera que se admita dentro de lo "legal" para satisfacer sus propósitos de éxito social. Andan entre nosotros, son ciudadanos grises, pueblo a secas. Conclusión inmediata: su mundo emocional se llena de una rabia difícil de contener. A su alrededor sólo falta un culpable en quién volcar toda esa insatisfacción.

Rabiosos, los hay por todas partes. Valga como ejemplo el ambiente que se "masca" en torno al fútbol: lleven a su hijo pequeño un día a una grada en directo, y si tienen por aquí dentro algo sano, no volverán. O volverán lo justo, que es muy poco.

Hay más escenarios donde se ejerce violencia, muchos más. En la mente de todo el mundo están esos comportamientos agresivos que andan por ahí buscando lo que se conoce como un "chivo expiatorio". Me los salto para ir directamente a referirme a aquellos violentos que vemos en las manifestaciones políticas, bien con sus gritos, bien con sus consignas, bien con sus actos.

Alguien, que ahora mismo no recuerdo, dijo una de las mayores verdades al respecto:

"Cuando un loco empieza a ser consciente de que lo es, deja de estarlo inmediatamente. Es imposible estar loco y ser consciente de tal estado"

La gente violenta no se reconoce a sí misma como tal. Siempre hay alguien que "se lo ha buscado". Siempre habrá una cobertura ideológica que les ponga un paraguas. Por fortuna, hay algo que no falla a la hora de identificar a estos enfermos. Al margen de la razón que esgriman para justificar sus maneras, los propietarios de toda manifestación de violencia en cada uno de los niveles que hemos citado (crispación contenida, incitación o acción) no pueden evitar -tarde o temprano- tener otra conducta que esa que emerge de su infierno interior: Por sus actos los conoceréis, se dijo. 

Me seducen del 15M muchas cosas. No las vamos a enumerar aquí. Pero por encima de todas ellas, se lleva la palma la naturaleza pacífica de sus métodos de acción. Mientras consigamos mantener aislados a los enfermos (que los hay), que buscan aquí lo mismo que en el fútbol, podremos llegar muy lejos. 

La resistencia pacífica no tiene ya que demostrar su eficacia para conseguir cambiar la Historia. 

Codorníu.



20 de julio de 2011

Un fantasma recorre Europa

Un lúgubre fantasma recorre Europa, y Europa no se da por enterada: los seguros de impago, o credit default swaps (CDS), unas "armas financieras de destrucción masiva", como los bautizó en 2002 el financiero norteamericano Warren Buffett, han derivado en letales armas especulativas contra Grecia y el euro.

Aparentemente, esos CDS son pacíficos contratos de seguros para gente prudente que busca protegerse del riesgo de impago asociado a la compra de un bono u otra deuda peligrosa. Pero en realidad se asemejan a los paquetes de hipotecas basura que se trocaban en activos para inversores ávidos a base de titularizarse, trocearse, mezclarse y perderse el origen del contrato básico al que respondían, también llamado subyacente.

Estos seguros CDS cubren el impago de cualquier contrato y pueden formalizarse sin necesidad de que el comprador posea la deuda: son derivados, son "aire fino". Y sirven también para especular, para apostar contra la posibilidad de un impago: se está haciendo a mansalva con Grecia y con otros periféricos.

¿Son armas mortales, como protestaba Buffett? ¡Y tanto! Doblegaron al gigante asegurador estadounidense American International Group, AIG, en septiembre de 2008, la segunda ficha del dominó desbaratado con la quiebra de Lehman Brothers. AIG era el mayor agente de CDS. Operaba estos seguros sobre paquetes de hipotecas basura o de otros activos (CDO) también con frecuencia basura. Hasta que el pánico post-Lehman ahuyentó a los clientes. Y el Estado hubo de saltar a su rescate en varias fases, por un coste de 173.000 millones de dólares.
Y son de destrucción masiva porque, como las que se buscaban a Sadam Husein, no se sabe dónde se ocultan. Se acuerdan over the counter, entre operadores, sin intermediarios, fuera de las Bolsas, fuera de balance, carecen de registro central, ningún organismo los controla, pero están "en todas partes, dispersos por el sistema financiero mundial". Nadie sabe cuántos hay ni dónde, entre otras razones porque los bancos de inversión que los crean los colocan en vehículos especiales ubicados en paraísos fiscales, a salvo de cualquier Hacienda y cualquier control, descontaminando sus propios balances.

Muchas apuestas especulativas contra la Europa del euro se están haciendo mediante estos fantasmagóricos CDS. De esta forma, los partidarios de que Atenas reestructure su deuda o suspenda pagos minimizan su peligro. Una de sus cabezas mejor amuebladas, Zsolt Darvas, desaira la alerta lanzada por el BCE según la cual el impago griego generaría una dinámica peor que la de Lehman. Su argumento clave es que los CDS brutos sobre Grecia solo ascienden a 51.800 millones de euros, más o menos lo que la deuda helena en manos de la banca europea .

Pero esta es una cifra ingenua, la declarada voluntariamente por los actores a la Depository Trade and Clearing Corporation. Puede ser muchísimo más alta, porque el total del mercado internacional de swaps ronda los 60 billones de dólares, según la patronal del subsector, ISDA. Un tamaño igual al de la economía mundial. De modo que si Grecia impaga, habrá un terremoto en el mercado de CDS. Una metástasis de alcance insospechable. ¿Como Lehman? O como AIG.

Hay un antídoto futuro contra este fantasma. Prohibirlo como arma especulativa. Qué solo puedan asegurarse contra el impago comprando CDS quienes efectivamente posean deudas que deseen asegurar.
XAVIER VIDAL-FOLCH, El País, 14/07/2011

3 de julio de 2011

Tumulto euro, de Juan Francisco Martín Seco, en Público

El pasado miércoles, el Parlamento griego aprobaba un duro plan de ajuste. Mientras en la calle se desencadenaba una guerra campal, la euforia se adueñaba de las bolsas europeas. No resulta difícil concluir quiénes son los beneficiarios y quiénes los perjudicados. La situación se parece excesivamente a las intervenciones que en el pasado realizaba el FMI en los países subdesarrollados, concediendo préstamos en condiciones tan severas que las misiones de este organismo iban acompañadas de revueltas, huelgas y violencia callejera. “Tumulto Fondo”, llegó a denominarse. La medicina mataba al enfermo, y bastantes de estos estados tan sólo han comenzado a respirar cuando se han liberado del FMI y del Consenso de Washington.


¿Cuál, entonces, es la razón del rescate? Desde luego, no es salvar al país heleno, sino ganar tiempo para que los bancos europeos terminen por liberarse de la deuda griega. Entre 2009 y 2010, las entidades financieras alemanas han reducido su exposición a la deuda de los mal llamados “PIGS” (Portugal, Irlanda, Grecia y España) de 500.000 a 230.000 millones de dólares, y de forma similar las francesas. 
Dentro de un año, Grecia seguirá igual o peor y tendrá que abandonar el euro y reestructurar la deuda, pero esta, sin embargo, ya no se encontrará en manos de los bancos franceses o alemanes, sino del Banco Central Europeo (BCE) y del resto de los estados de la eurozona. Es posible que a medio plazo, España o Italia, para sobrevivir, tengan también que salir de la UM, pero entonces tendrán que enfrentarse no sólo a su endeudamiento sino al transferido por las entidades financieras europeas. 
A pesar del llamado contagio, hasta hace poco el problema era de los bancos. Ahora ya lo compartimos. Mañana será exclusivamente nuestro.
Juan Francisco Martín Seco. Economista.


Más claro, el agua: la quiebra de Grecia (y otros) es un hecho, que no se puede dejar que suceda POR AHORA. La causa: ganar tiempo. ¿Para qué? Porque ante una situación de quiebra, los bancos acreedores no cobrarían buena parte del capital prestado. Solución: darle un crédito de rescate por parte del Banco Central Europeo (o sea, con los presupuestos ciudadanos de los estados miembros) para que vaya pagando los intereses. De esta forma, la banca privada  alemana y francesa  van recuperando sus préstamos según llegan los vencimientos y van liberando y reduciendo el porcentaje de deuda contraída en el pasado. Y cuando ya apenas les quede deuda por recuperar, dejarán caer a los griegos sin contemplación alguna y la quiebra ya no les pillará como acreedores. Impresionante, el poder que tiene la banca.


¿Quién será entonces el que asuma el marrón? Los nuevos prestamistas: el Banco Central Europeo, o sea los presupuestos mancomunados de todos nosotros, que, llegado ese momento, veremos subidas de impuestos de infarto y una ingente cantidad de recortes en los gastos sociales para enjugar la parte de deuda fallida que nos corresponda en el agujero subsiguiente que contraerá el BCE.


Codorníu.