13 de abril de 2014



Me registro los bolsillos desiertos
para saber dónde fueron 

aquellos sueños…

Invado las alcobas vacías
de mi memoria 
para recoger aquellas palabras
tan lejanamente idas.

Saqueo aparadores antiguos,
viejos zapatos, 

amarillentas fotografías;
estilográficas desusadas 
y textos desgajados 
de la enciclopedia Álvarez… pero nadie, 
nadie me dice quién fui yo.

Aquellas canciones que tanto amaba
no me explican 

dónde fueron mis minutos.

Y aunque torturo los espejos 
con peinados de quince años,
con miradas lejanas de cinco años
o quizá de ahora, 

muerto…
nadie, nadie me dice dónde estuvo mi voz
ni de qué sirvió aquella sombra mía militante,
esculpida en presurosos desayunos,
en jolgorios de infancia y pelotas de trapo por las eras;
mientras los otoños sedimentaban
de pálidas sangres las bodegas del Ebro.

¿En qué escondidos armarios
guardan los ángeles
nuestros restos de nieve atormentada?


¿Por qué vertientes terribles se despeñan
los corazones de los viejos relojes parados?


¿Dónde encontraremos todo aquello
que éramos en las tardes de los domingos,
cuando el violento secreto de la vida
era tan sólo una dulce campana enamorada…?


Registro los bolsillos desiertos y no encuentro ni un solo minuto mío,
ni una sola mirada en los espejos que me diga… 

quién 
fui
yo.
                                (Miguel Labordeta)

Pues este que veis en la fotografía soy yo cuando era hippye, jaja.
En serio.

Codorníu.