7 de febrero de 2016

En el centésimo quinto aniversario de Pepe citemos a Shakespeare, trayendo quizás la línea más famosa de Enrique V: “Una vez más en la brecha, queridos amigos”

Pues bien, una vez más en la brecha, queridos amigos, alrededor de Pepe Padre para los que nos movemos por esta turbamulta de Madrid, tan cambiante, tan imprecisa, tan estridente y tan oculta; una turbamulta de tabernas y plazas, de mercados y corros que se resisten a disolverse así lo aconseje la hora, así lo ordene la autoridad, francamente incompetente en la mayoría de las ocasiones. 

Como ya se hizo notar el año pasado por estas fechas, Pepe forma parte ya de este paisaje alegre y desquiciado; es uno más, desde mucho antes de que naciéramos casi todos los presentes, en la lucha por rescatar a Madrid de la barbarie, por reconquistarla para la libertad y la sensatez. No se ha dejado la vida en ello, sino que ha preferido enseñarnos a acaparar vida extrayéndola desde los escombros y la miseria moral que nada en billetes, chanchullos y solares para devolverla a su lugar, a la calle, al mediodía inacabable de vermú y conversación, a las palabras que dicen realmente y a la dignidad de quienes, como él, siempre han levantado la cabeza con firmeza ante tanto retoño de cortesana como pulula, maqueado fetén y apalancado en el asiento de atrás de un buga, de la hostia, eso sí. Lo que quiero decir, estimados allegados venidos de allende internet, es que nos  lo quedamos. Que Pepe es nuestro, vamos. Lo que no le impide ser muy suyo si la ocasión lo requiere. Supongo que todos los asiduos saben que me refiero a esa expresión risueña con la que nos recibe cada vez que rendimos visita; una expresión que denota cariño, ilusión por el encuentro, afabilidad, memoria dispuesta a recoger más sensaciones del momento que se abre… y algo más;  un rasgo intencionado, sutil y malévolo, bienhumorado y esquivo como la finta de un boxeador: Vamos, que una pizca de cachondeo se guarda el bueno de don José en la sonrisa. Que más de una vez me he dado la vuelta para ver si detrás de mí sucedía algo llamativo, o he bajado la mano con disimulo en busca de la bragueta presuntamente abierta. Y no; ni estaban las vergüenzas al aire ni se aparecía la virgen a mis espaldas. Lo único que he constatado de esa sonrisa polisémica es que ser un cachondo (siempre en su justa medida, nobles amigos) es condición indispensable del sabio. Demasiado ha visto y demasiado ha aprendido Pepe para no sonreír ante nuestra prisa, ante nuestras preocupaciones (que nunca desprecia por nimias: más bien las comprende y las hace un poco suyas), ante nuestro aprecio y ante nuestra insana costumbre de saltarnos el régimen y sentirnos culpables. Sé que se ríe de lo segundo, no de lo primero.

Suyo, nuestro, de la meseta, del prado, de la ciudad… ¿De dónde es Pepe, al fin y al cabo? Se atribuye a Richelieu la sentencia que asegura que basta con hacer cónsul a un gallego, pues él sabrá buscarse el consulado. No creo que una representación diplomática haya sido nunca el anhelo de Pepe, porque no creo que pueda ser el anhelo de nadie que se tenga por sensato. Al fin y al cabo, representar a una nación es reconocer que las naciones existen, cuestión sobre la que siempre he tenido dudas mucho más que serias. Nunca he sido capaz de sentirme parte de un lugar, ni he sido capaz de aceptar los honores y deberes que una patria exige. He leído con fruición las memorias de Pepe, que tan diligentemente ha editado su hijo, Codorníu para los de estos andurriales, y he encontrado un sentimiento parejo. Ni se defiende una tierra, ni un nombre, ni una bandera; se defiende la libertad, la dignidad, la honradez, el trabajo y el amor. No es verdadera pasión la que pueda despertar un himno, un idioma, o un escudo, sino la que se siente en una buhardilla, en un baile de domingo, en un bolsillo lleno de esperanzas, en el abrazo de un compañero muchos años después, en una mujer, en un hijo. Pepe, y respondo la pregunta que dejé en el aire, es de aquí (sea donde sea), y de ahora (sea cuando sea), porque es de todos nosotros, que es una forma realmente elegante de ser, como ya se ha dicho, muy suyo.

Por cierto, y para los amantes de las cifras: a los treinta y siete mil novecientos ochenta y seis movimientos de rotación que festejamos el año pasado hemos de sumar otros trescientos sesenta y cinco, por lo que el cómputo total de amaneceres y crepúsculos que ha completado don José asciende a treinta y ocho mil trescientos cincuenta y uno, lo que es muy fácil de decir, pero muy arduo de vivir.

Sólo me queda proponer el brindis de rigor, por Pepe, por supuesto, pero también por todos los que entráis aquí, pues quiero terminar con la misma cita de Shakespeare con que empecé para indicar que cuando este día sea nombrado, todos los que estuvimos aquí, a su alrededor, nos pondremos de puntillas, sabiéndonos honrados.

Álvaro M.R.

(Muchas gracias, cuñao)
Codorníu.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Llego con 1 hora de retraso pero eso es nimiedad. Felicidades don José, le acabo de enseñar la foto suya a mi hija y no se cree que cumpla 105 explendorosos años, ha dicho que no aparenta ni 80. Le deseo siempre lo mejor y de verdad que me emociona verlo tan estupendo. Bonito texto le dedican, merecido sin duda.

Un abrazo afectuoso

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

"ha preferido enseñarnos a acaparar vida extrayéndola desde los escombros" para mi esta frase lo resume todo... Feliz cumpleaños , don José

FDG - El Señor de Monte Grande dijo...

Feliz cumpleaños Don José, la foto con su cerveza es majestuosa y la actitud demuestra su vida.

Un abrazo desde MG

SALETA dijo...

calmA, Mª Ángeles y FDG:

Acompañar a mi padre en su centésimo quinto aniversario me conmueve. No os hacéis a la idea de cómo aprecia él estos detalles de amistad virtual cuando se los leo.

Muchísimas gracias a los tres.
Un abrazo.

FLACA dijo...

Soy un desastre con las fechas, pero sé que don José me sabrá perdonar esta llegada con retraso a su cumpleaños.Su larga vida es testimonio de su mucha paciencia, así que sé que estoy perdonada.Realmente es una fiesta verlo así festejando, digno, sereno y feliz.Sé cuánto deseabas, Pepe Codorníu, que ese día llegara y estar con él. Realmente,un padre así es un regalo invalorable que les da la vida a ti y a tu familia. Quiero que le digas que hasta desde Uruguay le admiran y que va un abrazo para él cargado de afecto.
Y para vos, Pepe, va la sorpresa de hacerme presente y saludarte en la fecha indicada y mi deseo gigante de que estés teniendo un CUMPLEAÑOS MUY FELIZ, que disfrutes de todo lo bueno que te da la vida y que con alvariño, medio y medio, cervecita, daikirí o lo que sea estés meta brindar.¡¡¡Salú, amigo!!! FELIZ CUMPLEAÑOS.

SALETA dijo...

Muuuuchas gracias, Flaquita.
Mi corazón también es "un cielo azul que viaja", y se acuerda de todos los orientales con emoción infinita.
Un gran abrazo, entrañable y sincero.
Codorníu.

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Hooooola!!!, buenos días... como en el mensaje gallego no veo o no me he puesto los ojos aún, para dejar un mensaje, pues lo pongo aquí: me ha emocionado la foto de tu padre e impresionado ver la tarta con 105.
Un besazo enorme a los dos