21 de diciembre de 2011



Los corazones de los hombres se reconocen en la misma soledad.
Como los zapatos.
¿Por qué extrañarse entonces de esa atracción para compartir la soledad?
Todo: las palabras, el dolor, la herida, los cuerpos, la sorpresa...  empujan a ello.
Todo a través del diminuto instante donde se acumulan los siglos, y los sueños sueñan lo que no se puede decir.


Codorníu.

4 comentarios:

mjromero dijo...

No siempre son cómodos los zapatos, a veces es más cómodo ir descalz@, caminar sobre la arena sin nada.
Pero los corazones no entienden de zapatos ni caminan sobre ellos, afortunadamente.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Yo tenia un dentista que se fijaba en los zapatos de la gente y era mas generoso si veía un zapato viejo gastado hasta el punto que ahora cobra la secretaria.
Hay un pequeño libro que se titula el mercado y la miseria de los zapatos muy recomendable.Herbert George Wells escribió Miseria de los zapatos, y Edward Bellamy escribió El Mercado.

RV

carmen jiménez dijo...

¡Qué buen pensamiento para esta navidad! Me lo anoto. No quería dejar pasar precisamente esta ocasión para desearte una feliz navidad y todo lo mejor para este nuevo año que tan difícil se nos presenta.
En mi blog he escrito un cuentito a modo de christma para felicitar a mis amigos.
Un abrazo grande.

Gregorio Omar Vainberg dijo...

Parece que las soledades invaden por estas fechas, tal vez haya que optar por tirar los zapatos a la basura, y calzarse un par de sueños para poder seguir andando por el corazon.

Un abrazo desde este otro lado del mar y la soledad