29 de agosto de 2010

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Los dolores que pululan por la casa me (nos) han dado un respiro. Por eso -para hacer un descanso y variar- no voy a hablar de esos duendecillos con alfileres que nos aquejan en estos cuerpos y que nos hacen vivir en el presente, sino de otros dolores; o mejor, de una Dolores nacida en Camagüey (antes Puerto Príncipe), cuna de Nicolás Guillén, y ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Pues bien, esta hermosísima localidad cubana cuenta con una preciosa leyenda cuyo broche final se halla entrando al cementerio y localizando el epitafio de Dolores Rondón, una bella mujer fallecida en 1863 a la que dieron sepultura de limosna en una fosa común, tras morir a consecuencia de una epidemia de viruela.

Se cuenta que la mujer despreció en vida el amor de un barbero mulato muy humilde al que prodigó todo tipo de desplantes y repulsas para casarse con un oficial español, de bastante prestigio por aquel entonces, que falleció a los pocos años.

Poco le duró, por tanto, su único matrimonio. De vuelta al anonimato (pasado algún tiempo), el despechado barbero dio con Dolores -pobre y enferma de muerte por el mal contagioso- y se hizo cargo de ella hasta sus últimos momentos.

Cuenta la leyenda que, tras su entierro, encargó aquella singular lápida con esta reflexión en forma de poema:

“Aquí Dolores Rondón/ finalizó su carrera, / ven mortal y considera/ las grandezas cuales son: / el orgullo y presunción/ la opulencia y el poder, / todo llega a fenecer/ pues sólo se inmortaliza/ el mal que se economiza/ y el bien que se puede hacer”.


Camagüey, cuna de poetas.


Codorníu.

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11 comentarios:

FLACA dijo...

Me agrada mucho verte volver al ruedo, amigo.
Y este relato me ha hecho acordar de las historias que me contaba mi madre cuando yo era niña, algunas verdaderas fantaseadas y otras totalmente inventadas.También la reflexión final:mi madre decía que no podía pagarse al mal con mal, que había que ser generoso, que había que estar a otra altura, que había que enseñar con el ejemplo.

Para terminar, la lápida vuelve a aquello de Calderón "en el mundo, en conclusión,/ todos sueñan lo que son/ aunque ninguno lo entiende".
Que tengan un buen domingo. Un abrazo.

Patricia Angulo dijo...

Contenta de escuchar esta historia de amor-desamor y que así no le des bola por un rato a los dolores pérfidos.

Me encantó el poema a Dolores Rondón :)

Besos.

Maria Coca dijo...

Impresionante!!!!! Desconocía la historia y me parece muy buena, de las que hay que aprender.

Acabo de incorporarme a este cibermundo y he leído lo ocurrido a tu padre. Espero que ya esté mucho mejor, Pepe. Menos mal que te tiene a ti. Debe sentirse muy orgulloso.

Un abrazo a los dos.

Marisa Peña dijo...

Pues hagamos el bien, querido amigo...Un abrazo enorme

mera dijo...

Después de criar y hacer progresar a nuestros hijos, cuidamos de nuestros viejos, cuando ya nosotros lo somos. Decían que éramos un desastre y somos unos barberos mulatos de la leche. Me alegro dejes a un lado la costura, aunque esta historia esté tambien llena de alfileres.
Un abrazo.

inespoe@gmail.com dijo...

había escrito largo comentando pero al final no pudo ser, se borró. Espero que las buenas acciones no se borren, sigan su curso, pienso si los blogs que tenemos ahora sobrevevirán 100 años y nuestras palabras puedan leerse por nuevos y curiosos humanos, qué quimera. Un saludo.

Isabel dijo...

No conocía esa historia, pero narrada como tú lo haces, aunque sea triste, resulta bonita. Un beso

Geles García dijo...

Tras un agitado verano,(tambien con contratiempos familiares), con la vuelta al cole, me paso a ver lo escrito, y no puedo menos que emocionarme hasta las lágrimas con la historia de tu padre,!qué guapo es! mis deseos de una definitiva recuperación. Me recuerda a mi abuelo uruguayo.
La leyenda, maravillosa, forma parte de la educación popular en valores, de transmisión oral, que con formas diferentes, se conoce en muchos sitios.!Qué cierto es que quien educa es la tribu! y que no se pierda.
Un abrazo.

PIZARR dijo...

Cuantísimo de acuerdo estoy Pepe en eso de "Solo se inmortaliza el bien que se puede hacer" ese es el cielo para mi, que cuando uno falta, los que le rodearon y quisieron piensen que fue una buena persona, que quede siempre en sus corazones... eso es vivir eternamente a través de esos otros.

Así siento yo a mis padres, siempre a mi lado.

Me ha encantado conocer la historia de Dolores y me encantaría visitar ese cementerio, ya que estas cosas me apasionan.

Me alegra que puedas aparcar esas agujas que tan bien conocemos ambos por un rato.

Y recuerda nuestra apuesta... yo estoy en ello, ya puedo balbucear... jajaja

Un abrazo

gaia56 dijo...

Amigo en la distancia... he seguido aunque sin escribir tus últimos post de este mes de agosto. Espero que sigan los dolores controlados y podáis seguir tirando palante.
te echo de menos.
Un beso.

gaia56 dijo...

Amigo en la distancia... he seguido aunque sin escribir tus últimos post de este mes de agosto. Espero que sigan los dolores controlados y podáis seguir tirando palante.
te echo de menos.
Un beso.