5 de junio de 2010


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No es una novedad. Hace ya tiempo que han pasado de ser corderos metidos en vagones a ser halcones sedientos que actúan con la frialdad pasmosa que da la plena justificación de la que parecen convencidos, y el poder del dinero que asoma por detrás de sus negocios en América.

Siempre me produjo un estupor contradictorio la experiencia del pueblo judío y su conducta en los últimos cincuenta años. La elaboración compasiva que les correspondía hacer de aquel sufrimiento cruel de los campos de exterminio polacos, de la expulsión de la España católica de finales del XV, de la salida apresurada del Egipto de los faraones... les ha salido por la culata.

"Jamás haremos a nadie pasar por este horror que nosotros mismos hemos recibido en propia carne", sería la dirección señalada; digna de un pueblo elegido (como dicen) para mostrar el camino a la Humanidad. La que se esperaría de un pasado lleno de sabios y maestros, de libros sagrados, de métodos y escuelas que buscaban (no sé si aún lo intentan algunos) el crecimiento personal.

En su lugar, pensaron: "Nadie tendrá la más mínima opción si entra en una disputa con nosotros". Y se prepararon para escarmentar, primero; y borrar, después, al otro... transformando en añicos el espejo en que podrían mirarse; donde tendrían la oportunidad -que jamás hallarán en ninguna otra parte- de reconocer al ser que todos somos...

(Ayer tuve ocasión de ver de nuevo la película "Amén", de Costa Gavras)
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Qué bajo han caído los dioses de nuevo esta semana. Qué bajo vamos cayendo todos.
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6 comentarios:

mangeles dijo...

Si es verdad que resulta descorcentante que un pueblo que ha sufrido tanto, sea capaz de infringir tanto dolor. Yo quiero creer que hay un pueblo judio que no está parepatado detrás de los tanques y los fusiles, que no acepta vivir en un geto rodeado de supuestos enemigos. Es enfermizo todo lo que estan diciendo y haciendo. No es posible que un Estado democrático sobreviva con tanto miedo, y tanta brutalidad. Las fotos que ahora estan poniendo en la televisión son espeluznantes.

Confiemos en la bondad humana.

Besos, Pepe

FLACA dijo...

La verdad que sí, Pepe. El hombre no aprende: llegamos a la luna, navegamos por internet y nos seguimos matando sin ética y con crueldad.

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Me deprime tanto caminar entre la miseria humana, pepe, tanto...
besos, voy a hacer café

Isabel dijo...

No entiendo porqué desde la comunidad internacional se les permite hacer todo lo que les dá la gana. Ya está bien!.
Un beso

Maria Coca dijo...

Es inaudito lo que estamos viviendo. No sé qué les ocurre a los pueblos que olvidan su historia. Y eso es lo peor que puede ocurrirnos: olvidar de dónde venimos y quiénes somos.

Un abrazo, Pepe.

JUANAN URKIJO dijo...

Bravo, Codorniu. Hacía tiempo que no pasaba por aquí (ni por otras ventanas, créeme) y me alegra ver que te has vestido a tono con los tiempos.
Le queda estupendo este traje de compromiso a tu estampa, mientras continúas observando el curso de esas aguas abajo.

Un abrazo.