1 de enero de 2008

Dicen que...

Dicen que el uno de enero hay que pensar en positivo. Utilizar ese motor de arranque para poner alas y remontar el vuelo. O al menos, traer a primer plano la intención de cambiar algo, proponérselo en serio...
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Yo lo tengo claro... Esta ciudad, mayor que muchas capitales de provincia, se trata de una ciudad incómoda, llena de prisas, crispada... como son estas aglomeraciones humanas: inhumanas.
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Dicen que ahora, lo progresista es construir en alturas. Que no hay suelo para una construcción asequible. A nosotros, los del sesenta y ocho, el corazón nos educó para pensar en lo contrario. Ahora con razones económicas quieren educarnos el corazón. Vaya mierda de futuro nos espera....
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A mí me gustaría pedir hoy, en este año que empieza, un cambio: vivir a la orilla del mar antes que se asfixie el alma que me habita; poder abrir las ventanas de este cuerpo por la mañana y encontrarme con eso, con la inmensidad, con los dos azules... para que yo pueda llevar mis ojos a lo lejos, hasta la raya. O por la noche, mirarme en el reflejo de la luna blanca sobre el agua.
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Pero qué difíciles son los cambios.
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Aunque estemos a uno de enero, la noche esté estrellada y exista eso del libre albedrío.

2 comentarios:

Patricia Angulo dijo...

Qué bueno encontrarte Pepe, me gusta tu forma de escribir, está muy bueno leerte.

Por eso, aunque sea dificil trasladarse de la ciudad grande a una ventana frente al mar, si de eso depende el aire de tu alma, pensalo mucho y ponete en movimiento, aunque sea pintate una ventana donde se vea un mar azul y guardá aire de mar en un frasquito, pero no permitas que tu alma se seque por un exceso de urbanidad.

El post de tu padre, es imperdible.

Nos leemos.
Un saludo y feliz comienzo de año.

Marina al fin dijo...

Feliz el nuevo año para ti también. Muchas gracias por ese toque de generosidad que fue escribir en mi blog. Estoy con tu amigo el Pato, una ventana frente al mar, y los cambios son lentos pero seguros...!
Un fuerte abrazo.