7 de febrero de 2012

Un pie a continuación del otro, un día después del anterior y antes del siguiente... jugando así (sin echar órdagos), su partida al tran-tran con la vida...  el próximo viernes cumplirá ciento un años.  Dice que no ha sido feliz, si por felicidad se entiende un estado permanente, que ya sabemos que solo existe en sueños...
Como todos, dice haber experimentado etapas, momentos, instantes hermosos…  según él, los menos. Tal vez por eso, rara vez habla de ellos. En su mente, está presente más la amargura. Precisamente sostiene con orgullo que fue a este dolor de la existencia a lo que ha sobrevivido y lo que le ha ayudado a resistir hasta hoy. Esa ha sido la clave de su larga vida.
Yo empiezo a felicitarle ya, porque quiero disfrutar del salto que va a dar, arrancando desde atrás y levantando la pértiga según va viendo llegar el día.

5 de febrero de 2012



Si digo pan

y mi poema no convoca

a los hambrientos a la mesa,
es porque la palabra ya no sirve
y la poesía exige otro lenguaje.



Si digo amor

y mi poema no provoca
una tormenta de besos y canciones,
es porque la palabra perdió su magia
y la poesía debe buscar una nueva voz.



Si digo vida

y mi poema no revienta
un alba de luceros y primaveras,
es porque la palabra quedó sin dioses
y la poesía debe estar al servicio del hombre.



Si digo libertad

y mi poema no revoluciona
la conciencia de los sedientos de paz,
es porque la palabra dejó de ser instrumento
y la poesía está obligada a cambiar de poetas. 



Gilberto Ramírez Santacruz,  (Ava-í, Paraguay, 1959)